Un documental sobre la odisea de los 33 mineros que pasaron 69 días a más de 700 metros de profundidad en Chile
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Cinco años después de la tragedia, que podía haber sepultado en vida a 33 mineros chilenos, se estrena ahora en cines en Argentina Los 33, documental que recrea la odisea que todos esos hombres experimentaron, al derrumbarse la mina san José, a más de 700 metros de profundidad durante 69 días.
A instancias de estos trabajadores, encargaron al periodista californiano de 52 años Héctor Tobar que relatase la experiencia y así nació el libro con la historia oficial: Deep Down Dark: la historia no contada de los 33 hombres enterrados en una mina chilena y el milagro que los liberó.
El libro se convirtió en best seller, alguien le vio un filón para un buen guión y la directora mexicana de 45 años Patricia Riggen se encargó del resto.
El primer desafío fue conseguir una adaptación creíble, que no rayase en lo mundano, que lo contase todo, y que se resolvió al vertebrar la película en diez historias fuertes dentro de las 33. Otro de los desafíos consistió en encontrar el enfoque. Se aprecia claramente en dar, a partes iguales, lo que sucede en la superficie, como en el dantesco infierno del subsuelo.
El filme refleja lo mejor del ser humano en sus ansias por sobrevivir y lo peor del mismo en cuanto a las paupérrimas condiciones de seguridad y explotación laboral.
La ficción facilitaba, de algún modo, hacer más cordial el aspecto cotidiano del encierro hasta percibir suficientemente lo que representa la desesperación, la ausencia de esperanza, el tedio, la claustrofobia moral y física… entre un sinfín de reacciones y penalidades que ni si quiera podría o puedo imaginar.
En este sentido, las familias mantienen un nivel de sufrimiento en línea con los acontecimientos, lo cual es bastante difícil de conseguir dadas las características del filme.
Y en esto redunda de manera positiva la película: en que se acerca con tiento a los acontecimientos, y sin necesidad de florituras ni artificios, explora con naturalidad y sensibilidad los sentimientos sin dejar espacio a la lágrima fácil o a rodar, como podría pensarse, una aventura de tintes políticos y herméticamente ceñida al poder. No es el caso, pero también es cierto que en este sentido el peso de Los 33 no va por esos derroteros, al menos conscientemente.
Como en cualquier documental -de algún modo comparte forma y fondo con el largometraje de la veterana realizadora polaca Agnieszka Holland, En la oscuridad (2011)- el tono de denuncia social es claro, pues el drama sí apunta a todos los motivos que originaron el desastre y probablemente esta nueva mirada cinematográfica puede poner el dedo en la llaga para quienes quieran ver -políticos- lo que ha de hacerse ante una catástrofe así, de cara a poder evitar la repetición de errores.
Lo realmente importante, y en lo que hace hincapié Los 33, son los valores a los que se acoge: la amistad, la familia, la lealtad… por eso la épica moral supera cualquier conflicto social. Y a todo ello contribuye de manera positiva la eficacia en la realista puesta en escena y en el modo con que la trama sabe acentuar las emociones durante el rescate, la recreación del refugio en las profundidades de la mina o el derrumbe que estremece la montaña…
Por último, el gran golpe de efecto, y por lo que en buena medida el filme irá adquiriendo notoriedad, es gracias a la presencia de grandes figuras de la escena de relieve internacional. El actor español Antonio Banderas protagoniza el relato junto a la actriz francesa Juliette Binoche, el actor brasileño Rodrigo Santoro o el actor irlandés Gabriel Byrne.