Chesterton, un periodista con anécdota
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La editorial Acantilado ha encontrado un filón en los artículos periodísticos de Chesterton. En la carrera de editoriales pequeñas para publicar sus obras se ha puesto estos días a la cabeza, después de que Valdemar, sufriera un revés debido a una resolución judicial que versaba sobre la duración de los derechos de la obra de este autor.
Chesterton cultivó gran variedad de géneros, tanto de no ficción, como en Herejes o Ortodoxia; como de ficción, como las historias del Padre Brown o El hombre que fue jueves.
Un giro en su vida determinará el contenido de los artículos
Tras esta última obra, Chesterton realizó la renuncia de su vida. Como ya he escrito aquí en alguna ocasión, este relato le reportó un gran prestigio. En la sociedad londinense se comentaba que Chesterton iba a ser un gran literato, a la altura de otros como Dickens o Dostoievski.
Acto seguido, quiso dar un giro en su vida que le llevó a dejar estos sueños de grandeza. Entonces inició su lucha contra el escepticismo. Asimismo este giro le llevó a defender una Iglesia que consideraban los esnobs que era de obreros- de inmigrantes italianos o irlandeses-, a la que todavía ni siquiera pertenecía. Con este ámbito narrativo tan limitado, renunció a la Literatura, con L mayúscula, para centrarse en transmitir su verdad. Pasó de ser un número uno a ser un sencillo mensajero. Pero esta renuncia no le resultó amarga, sino que apuró su vocación hasta su lecho de muerte.
El punto de vista inglés
En sus obras suele confundirse a Chesterton con su mundo. Así su mundo es un mundo de hombres. Los problemas políticos son problemas políticos de hombres. Y el dilema religioso es un dilema religioso propiamente inglés. Pero esto no sucede únicamente con Chesterton. Como observó Julián Marías, los escritores ingleses están claramente reñidos con lo que solemos entender por punto de vista.
El pasado día 9 llegó a las librerías españolas el volumen Alarmas y disgresiones. El título se lo dio en los años 40 Plaza&Janés Es una recopilación de artículos publicados en el periódico inglés Daily News entre 1908 y 1910, Chesterton no sólo observa, sino que también toma partido sobre los temas más diversos.
El lector encontrará en esta recopilación una apología del carácter popular de Dickens, una fiera crítica del turismo de masas, una crítica al esnobismo, una queja por la poca atención que los poetas han prestado a un manjar como el queso o la puesta en evidencia de los futuristas por su confusión mental.
Algunos de estos artículos se desarrollan en Fleet Street, en cuyos clubs tenían lugar debates intelectuales sobre temas religiosos o filosóficos. Este ambiente fue muy frecuentado por Gilbert K. Chesterton, por su hermano Cecil y especialmente por su cuñada, Ada Jones, quien llegó a recibir el sobrenombre de la Reina de Fleet Street. También por el amigo de Gilbert, Hilaire Belloc. Todos en algún momento ejercieron de editores de periódicos, porque se consideraban el mayor medio de transformación social.
Su relación con el periodismo resumida en una anécdota
En la introducción hemos mencionado que Chesterton había cultivado diversos géneros. El periodístico fue uno de sus preferidos. Pero no siempre tuvo unas relaciones pacíficas con sus editores. Explicaremos como anécdota el consejo que, si tuviera oportunidad, daría a un periodista joven: “Ahora que ya soy un viejo periodista se me ocurre que el consejo que le daría a otro joven sería simplemente que escribiera un artículo para el Sporting Times y otro para el Church Times, y confundiera los sobres”. El confundir los sobres, a renglón seguido manifiesta que él lo hizo. Y que fue un éxito de crítica y público.