El lunes, al menos cuatro disidentes fueron detenidos en La Habana, tras acercarse al papamóvil
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Las cosas en Cuba han cambiado, pero no han cambiado. Es el sistema del gatopardo: transformar lo contingente para seguir igual en lo esencial. Así parece. El lunes, al menos cuatro disidentes fueron detenidos en La Habana, tras acercarse al papamóvil y tratar de enterar al Papa de la situación que, para ellos, es la que impera en su país.
Son cuatro miembros de la Unión Patriótica de Cuba: Zaqueo Báez Guerrero, María Josefa Acón Sardiñas, Ismael Boris Reñi y Aymara Nieto Muñoz, mismos que fueron identificados por el secretario ejecutivo del organismo, José Daniel Ferrer García, en una entrevista con la cadena de televisión hispana más grande de Estados Unidos, Univisión.
La Unión Patriótica de Cuba es uno de los grupos disidentes más activos y visibles en Cuba. Su objetivo confeso es abogar “por la lucha pacífica pero firme en contra de cualquier represión de las libertades civiles” en la isla caribeña. Y su lema “Una Cuba con todos y para el bien de todos”. Querían acercarle al Papa una “Carta Abierta” escrita a principios de septiembre.
En ella adelantaban lo que –finalmente– sucedió a Zaqueo y a sus compañeros: que los iban a echar. Así pasó cuando Benedicto XVI. Y también pedían al Papa que intercediera para que el gobierno cubano “comprenda que no debe continuar golpeando y deteniendo arbitrariamente, todas las semanas, a decenas de mujeres pacíficas (Damas de Blanco) y a otros activistas defensores de los derechos humanos, solo porque piensen diferente e intenten practicar derechos universalmente reconocidos, como son el derecho a la libertad de expresión, asociación, reunión y manifestación pacíficas”.
“Zaqueo y tres de su equipo fueron los únicos que consiguieron acercarse” al papamóvil, agregó Ferrer García; y Zaqueo (líder de la célula local de La Habana “(Padre) Félix Varela” el que más. Recibió la bendición del Papa, pero ya no pudo entregarle nada: lo jalaron y las copias de la Carta Abierta volaron a manos de agentes de seguridad cubanos vestidos de civil.
Ferrer cuenta que habló con él luego de lo sucedido: “Las últimas palabras que me dijo Zaqueo fueron: ‘Llegué hasta el Papa y le dije lo que está pasando con la represión en Cuba, que esto es una dictadura, y grité ¡Libertad! Y con la voz completamente quebrada termina diciendo: ‘Si me dejan preso, lo único que quiero es que la célula Félix Varela no se muera'”.
Curiosamente, ayer por la tarde, en un encuentro con los jóvenes en el Centro Cultural Padre Félix Varela de La Habana, el Papa dijo: “Cuando hay división hay muerte, muerte en el alma, porque estamos matando la capacidad de unir. Estamos matando la amistad social. Y eso es lo que yo les pido a ustedes hoy: sean capaces de crear la amistad social”.
¿Habrá sonado este mensaje papal dentro de los muros donde anda hoy Zaqueo?