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La túnica que Cristo habría llevado antes de morir se expondrá al público

La Santa Túnica de Cristo expuesta en la basílica de San Denys de Argenteuil (Val-d'Oise), el 14 de abril de 1984.

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Sylvain Dorient - publicado el 05/10/15
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Con motivo del Año de la Misericordia, del 25 de marzo al 10 de abril de 2016

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El obispo de Pontoise y “Guardián de la Santa Túnica”, Stanislas Lalanne, ha decidido una ostensión excepcional de la vestimenta que Jesús de Nazaret llevó en su camino al lugar de su crucifixión, con motivo del Año de la Misericordia que comenzará el próximo 8 de diciembre por voluntad del Papa Francisco.

Se esperan 150.000 peregrinos

La última exposición pública se remonta al año 1986; en aquel momento atrajo a 80.000 peregrinos. El año que viene, el acontecimiento coincidirá con los 150 años de la basílica y el 50º aniversario de la diócesis francesa de Pontoise. El responsable de la basílica, Guy-Emmanuel Cariot, se prepara para recibir a “más de 150.000 peregrinos en 2016”.

La reliquia se venera en Francia desde hace un milenio y ha visto a peregrinos tan ilustres como los reyes de Francia Luis VII, san Luis, Francisco I, Enrique III, Luis XIII y las reinas María de Médici y Ana de Austria.

“Echaron a suerte mi ropa”

Esta túnica, originariamente de una sola pieza, corresponde a la descripción que se hace de ella en el Evangelio según san Juan (Jn 19, 23-24):

Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: “No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca”. Para que se cumpliera la Escritura: Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica. Y esto es lo que hicieron los soldados”.

La túnica fue desgarrada durante la Revolución. El párroco de Argenteuil la cortó en varios trozos y la confió a los feligreses para escapar a la confiscación de los bienes de la Iglesia.

El sacerdote fue encarcelado durante dos años y una vez liberado, recompuso lo mejor que pudo la reliquia, pero algunas piezas de la prenda nunca se encontraron.

En Francia desde Carlomagno

La Túnica de Argenteuil habría llegado a Francia el 800, año de la coronación de Carlomagno, ofrecida como regalo al nuevo emperador por la emperatriz Irene de Constantinopla.

Fue el mismo Carlomagno quien confió la custodia de la reliquia al monasterio de la Humildad de Nuestra Señora de Argenteuil, del que su hija Theodrade era priora.

La túnica ha pasado desde entonces hasta hoy numerosas peripecias: escondida por los normandos dentro de un muro, reencontrada por los benedictinos de San Denis,…

Su última aventura se remonta a 1983: robada por un desconocido, fue devuelta misteriosamente con la promesa de no denunciar nunca al ladrón.

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