El Pontífice insta a una relación indisoluble entre familia e Iglesia para combatir los males modernos: soledad e indiferencia
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“Los hombres y mujeres de hoy necesitan una inyección de espíritu de familia”, para más adelante indicar que la familia es una escuela de vida donde las personas aprenden a “honrar la palabra dada, a respetar a cada persona y a comprender sus límites”, dijo el Papa Francisco en la audiencia general de este miércoles 7 de octubre en la plaza de San Pedro.
El Pontífice explicó que su reflexión sobre “el débil reconocimiento y apoyo” a la familia moderna se enmarca también en la apertura hace pocos días del sínodo de los obispos sobre el tema La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo.
En este sentido, indicó que “la familia abre una perspectiva más humana, que permite establecer vínculos de fidelidad, sinceridad, cooperación y confianza”. Una escuela de humanidad ante los males modernos.
“La familia es un refugio que brinda una atención especial a los “miembros más pequeños y vulnerables, heridos y devastados en su vida”.
En su catequesis señaló que la misión de la Iglesia es alimentar el “espíritu de familia”. De hecho, la “Iglesia es y debe ser la familia de Dios”.
Por último, el Papa saludó a los fieles presentes en la plaza de San Pedro, especialmente a un grupo de refugiados de Irak.
Sínodo ordinario en el Vaticano
A continuación, respecto al sínodo, explicó que está llamado “a interpretar hoy, esta solicitud y atención de la Iglesia” por las familias. En este sentido pidió acompañar “todo el recorrido sinodal sobre todo con nuestra oración y nuestra atención”. De ahí señaló que la relación de la Iglesia y la familia es “indisoluble”, pero “con el horizonte abierto al bien de toda la comunidad humana”.
Defensa de la familia ante los males modernos
El Papa exhortó a una relación indisoluble entre familia e Iglesia ante la los males modernos. “A través de la familia la Iglesia sale de nuevo a pescar para evitar que los hombres se ahoguen en el mar de la soledad y la indiferencia”.
“De hecho, el estilo de las relaciones, civiles, económicas, jurídicas, profesionales de ciudadanía, aparecen de forma muy racional, formal, organizada, pero también “muy deshidratada”, árida, anónima. A veces insoportable. Incluso queriendo ser inclusiva en sus formas, en la realidad está abandonada a la soledad y al descarte de un número cada vez mayor de personas”, dijo.
La familia escuela de humanidad
Por ello, indicó que “la familia abre a toda la sociedad una perspectiva cada vez más humana: abre los ojos de los hijos sobre la vida, y no solo una mirada sino todos los demás sentidos, representando una visión de la relación humana edificada sobre la libre alianza del amor”.
Respetar y hacer el bien a los demás tienen raíz en la educación que proviene del “espíritu familiar”, que es contrario a la “competitividad y del deseo de autorrealización”, continuó.
Familia versus sociedad tecnocéntrica y competitiva
“A veces se diría –denunció- que, con toda su ciencia y su técnica, la sociedad moderna todavía no es capaz de traducir estos conocimientos en mejores formas de convivencia civil”.
El Papa manifestó que la organización de la vida común “se encasilla cada vez más en una burocracia” y que, “además, las costumbres sociales y políticas muestran, a menudo, signos de degradación: agresividad, vulgaridad, desprecio…, que están más allá del umbral de una educación familiar incluso mínima”.
En esta coyuntura – prosiguió- , se encuentran dos extremos opuestos “de este embrutecimiento de las relaciones”, es decir la tecnocracia y el familismo amoral. “Es una paradoja”, insistió.
La familia y la misión de pescar hombres para hacerlos libres
En este contexto, la Iglesia hoy renueva su “misión respecto a la familia y al auténtico espíritu familiar”. El sínodo entonces se pone en esta perspectiva de atenta revisión de la vida de la Iglesia y de la familia.
“Se podría decir que el “espíritu familiar” es una carta constitucional para la Iglesia: así debe mostrarse el cristianismo, y así debe ser”, señaló.
“Jesús, cuando llamó a Pedro a seguirlo, le dijo que le convertiría en “pescador de hombres”; y para esto hace falta un nuevo tipo de red. Podríamos decir que hoy las familias son una de las redes más importantes para la misión de Pedro y de la Iglesia”, concluyó.