¿Qué hacer cuando un niño no quiere comer?
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Con ocasión de la Jornada Mundial de la Alimentación, el Hospital Pediátrico Bambino Gesù predispuso una ventanilla electrónica (con buzón de correo electrónico y un grupo cerrado en Facebook) para ayudar a las familias que tienen hijos con problemas de desorden del comportamiento alimenticio.
La iniciativa se llama “Mi hijo no come” y se centra en desarrollar un recorrido de rehabilitación del paciente a través de una correcta y consciente relación con la comida. Los expertos del Hospital de la Santa Sede han desarrollado un decálogo de normas para vencer el miedo a descubrir y probar nuevos sabores en la mesa.
La ventanilla electrónica prevé un buzón de correo (miofigliononmangia@opbg.net) para señalar el problema a través de un diario alimenticio del niño, que será evaluado por el equipo de nutricionistas del hospital romano.
Está previsto también un grupo cerrado en Facebook en donde las familias podrán compartir sus experiencias con el nutricionista, y en el perfil oficial de Facebook del hospital (https://www.facebook.com/ospedalebambinogesu) podrán obtener una cita cada dos semanas con especialistas, con el fin de obtener respuestas en tiempo real.
Los médicos de la Unidad Operativa de Educación Alimenticia del Bambino Gesù han realizado un decálogo de normas para que los hijos prueben y descubran sin miedo nuevos sabores en la mesa.
El decálogo del Bambino Gesù contra la selectividad alimenticia:
1) Toda la familia debe tener la misma alimentación
El niño está influido a nivel social en la elección de los alimentos y tiende a comer por imitación. En este ámbito la familia juega un papel crucial como modelo.
2) Los alimentos deben proponerse varias veces
El consumo repetido de un alimento aumenta el gusto del niño por ese alimento. Es importante no presentar el mismo plato de manera consecutiva sino hacerlo con una distancia de tiempo para no generar aburrimiento. En la mesa debe ponerse toda la comida, incluida la que no le gusta al niño, cocinada de manera diferente.
3) Los adultos no deben obligar al niño a probar un alimento a la fuerza
Probar a la fuerza puede acrecentar al aversión del pequeño. También proponer un premio seguido de una acción (por ejemplo, “come todas las verduras en el plato y luego tendrás un helado”) no lleva al niño a comer voluntariamente, sino a sobrealimentarse sólo para obtener el premio.
4) El horario de la comida debe respetarse
La comida debe ser en un momento muy concreto del día: es oportuno que toda la familia coma a la misma hora y en la misma mesa.
5) Sin juegos ni televisión
La comida es un momento importante, no deben haber distracciones. Es necesario invitar al niño a apagar la televisión y dejar los juegos, y luego dejarlo libre para que experimente y conozca los alimentos presentes en la mesa.
6) Organizar un recorrido de familiarización con la comida
El rechazo a algunos alimentos a menudo viene acompañado con el rechazo a probarlos: para guiar a los niños a probar un alimento es necesario estimular su curiosidad a través de los sentidos: del conocimiento a la experimentación.
7) Llevarlo a la compra
Mamá y papá pueden dejarse ayudar por su hijo en la elección de los alimentos que compran. Volverlo partícipe en el momento de la compra lo hará sentirse dueño de sus propias elecciones.
8) Involucrar al niño mientras se cocina
El niño debe tener confianza con aquello que ha elegido en el supermercado a través de los 5 sentidos en un proceso de “amistad” con lo “nuevo”: lavar, pelar, cortar e inventar recetas junto a mamá y papá para estimularlo a degustar sus propias “creaciones”.
9) El último paso: probar juntos
Después de haber preparado juntos el plato, comer alguna cosa que el niño ha visto nacer y que ha conocido en todas sus fases de preparación, puede tranquilizarlo y ayudarlo a vencer la neofobia. Si eso no sucede, no hay que forzarlo a que pruebe, sino reproponerle una y otra vez lo que no le gusta, de modos y en momentos distintos.
10) Volver la cocina una fiesta
Ponerse un sombrero de chef y que el niño participe también. El tiempo jugará a favor de toda la familia.