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La celebración cristiana de Todos los Santos, de donde deriva All-Hallows-Evening o All-Hallows, el actual “Halloween”, es una fiesta cristiana que se celebra desde el siglo VIII.
No obstante, hoy en día, la fiesta de Halloween generalmente es una fiesta con elementos que en nada remiten ya a la fiesta cristiana de Todos los Santos, sino que toma elementos paganos y ligados a los muertos y lo monstruoso.
1. ¿Tiene la fiesta de Halloween un origen pagano?
La verdad es que no, todo lo contrario. La fiesta fue cristiana en su origen.
Halloween es una palabra que aparece por vez primera en el siglo XVI, en concreto en el año 1556, y es una variante escocesa de All-Hallows-Evening, o sea, la noche anterior al día All Hallows, que significa “Todos los Santos”.
Los movimientos neopaganos quieren hacer derivar Halloween de la fiesta pagana de Samhain, una fiesta gaélico-celta, -cuya mención primera es del siglo X d. C- que se celebraba siguiendo los movimientos lunares.
Las fiestas cristianas siguen los calendarios provenientes del imperio romano, que son los que se usan en Occidente (el juliano, el gregoriano). Sin embargo los celtas celebraban sus festividades en fechas lunares.
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2. ¿Tiene así la fiesta de Halloween un origen cristiano?
La fiesta de All-Hallows-Evening, o de All Hallows, que podemos traducir por “Todos los Santos” es una fiesta cristiana.
No hay un origen celta ni pagano, y tampoco lo hay romano, como a veces se dice, queriendo ligar esta fecha a la fiesta de la diosa romana Pomona, o del dios etrusco Vertumnus.
Será en torno al año 609 d.C., cuando la fiesta surgió, debido a la dedicación del antiguo Panteón romano, como iglesia cristiana, por parte del papa Bonifacio IV, dedicada al a Virgen María y a todos los Mártires.
No obstante, la fecha inicial de la fiesta fue en el siglo VII el día 13 de mayo. Al parecer, la fiesta del 13 de mayo vendría a cristianizar la fiesta de Lemuria, festividad de los romanos.
Efrén el Sirio en el siglo IV atestigua que la Iglesia de Oriente celebraba en el día 13 de mayo la fiesta de Todos los Mártires, si bien también en aquellas regiones a veces se tomaba para ello el domingo tras Pentecostés o el Viernes Santo.
Será el papa Gregorio III en el siglo VIII quien movió la fiesta desde el día 13 de mayo al día 1 de noviembre, ligada ahora a todos los Apóstoles, todos los Mártires y Confesores, y todos los Santos o Justos de la Iglesia.
A ellos les dedicó un oratorio en el actual emplazamiento de la Basílica de San Pedro, según algunos autores el día 1 de noviembre.
Sea o no sea esa la fecha en la que ocurrió dicha dedicación, sabemos que el Pseudo-Beda afirmaba que ya a principios del año 700 en algunas zonas de las islas Británicas se celebraba la fiesta el día 1 de noviembre.
El reconocimiento final y completo en su extensión, no sólo ya de la diócesis de Roma, llegaría con Gregorio IV en el año 835.
Este Papa pidió al rey-emperador Luis el Piadoso, hijo de Carlomagno, que marcara la fiesta en el día 1 de noviembre para todo el Imperio Sacro, posiblemente por influjo de las zonas británicas que ya lo celebraban ese día.
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3. Ante el modo como se vive hoy la fiesta de Halloween, ¿es malo celebrarla?
Halloween es para muchos una fiesta del paganismo: celebra cambios de estaciones, entrada en la oscuridad tras el paso por la mitad luminosa del año.
También pretende protegerse ante los muertos, que pudieran cometer contra los vivos algunos actos malvados.
Une aspectos de magia, fertilidad, cambio de ciclo, agradecimiento por los meses luminosos del año, y petición de protección ante los meses de oscuridad.
Los practicantes en el neopaganismo han vuelto a una fiesta y a una religiosidad que de nuevo coloca al hombre dependiente de la naturaleza creada.
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Alejándose de la religión cristiana que muestra a Dios como Señor de la Creación no hacen sino volver a la oscuridad y a los miedos de las antiguas religiones.
Los cristianos llevan con sus palabras y actos la Buena Noticia de que Cristo, la Luz verdadera, ilumina todo lo existente, incluido el sentido del hombre, y Dios es Providencia y Padre nuestro.
No obstante, la mayoría de quienes viven esta fiesta lo hacen por influjo grupal, social, por el peso de los medios televisivos…, en definitiva, por la cultura del momento, alentada por el consumismo y sus métodos de marketing.
Pero ser consciente de lo que se celebra y en qué se participa ayuda a ser más libre y a dar sentido a todos los actos, también de ocio y celebración.
Cuando se trata de niños, muchos se visten porque todos lo hacen en colegios, en el barrio, o en la fiesta infantil.
Los padres son los que vigilan en qué celebraciones participan sus hijos, las cuales inciden en aspectos de horror, miedos, sangre, monstruos y elementos del imaginario gore y satánico. Todo ello modelará la personalidad del niño.
Esto dijo en el año 1985 el entonces cardenal J. Ratzinger:
“La cultura atea del Occidente moderno vive todavía gracias a la liberación del miedo a los demonios que ha traído el cristianismo. Pero si esta luz redentora de Cristo llegara a extinguirse, el mundo recaería en el terror y la desesperación con toda su tecnología, no obstante su gran saber”.
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