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La orden Rosacruz: ¿es compatible con la fe cristiana?

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Juan Daniel Escobar Soriano - publicado el 09/11/15
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Dicen que creen en Dios y en Jesucristo, ¿dónde está el problema?

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La Orden Rosacruz se ubica en los grupos que llamamos “Esotéricos”. Este término, se utiliza en sentido restringido y en sentido general. En el primer sentido se aplica especialmente a algunas de las filosofías y escuelas griegas[1].

En un sentido general, y tal como lo entendemos en el ámbito de las sectas y nuevos movimientos religiosos, el término “esotérico” tiene la significación de “secreto”, “oculto”, “apto solamente para los iniciados”. Se establece una distinción entre un saber vulgar, popular, superficial y poco adentrado en la verdadera naturaleza de lo real, y un saber auténtico, único, que se reserva para el elegido, el sabio, el adivino, el profeta[2].

Esto último choca con el cristianismo. Jesús no hizo nada en secreto y contrariamente al pensamiento de los esotéricos, privilegió a los más pobres, ignorantes y débiles de la sociedad.

1. La autodefinición de la Orden Rosacruz

Según una de sus ramas, la Orden Rosacruz:

“Es una organización fraternal, no – sectaria, de hombres y mujeres dedicada a la investigación, al estudio y la aplicación práctica de las leyes naturales y espirituales. El propósito de la organización es permitir a todos que vayan en armonía con las fuerzas cósmicas creadores y constructivas, para alcanzar la salud, la felicidad y la paz”[3].

Como podemos ver en su autodefinición, encontramos lo que la mayoría de grupos actuales ofrecen a las personas.

2. El problema de los orígenes de la orden Rosacruz

Existen varias organizaciones que pretender proclamarse como los auténticos Rosacruces. Un ejemplo es “Orden de los Rosacruces (Antigua y Mística Orden Rosae Crucis. A.M.O.R.C.)”, “Sociedad de los Rosacruces” y “Christian Rosenkreust”[4].

La AMORC (Antigua y Mística Orden Rosae Crucis), es las más conocida en América Latina, y la que tiene mayor presencia. Se considera continuadora de una sociedad que tendría sus orígenes en una escuela de misterio, de sabiduría secreta, en el antiguo Egipto, durante la Dinastía XVIII, esta dinastía la integran los faraones que gobernaron Egipto entre los años 1550 a 1295 a. C. Esta época es considerada como el máximo esplendor de la civilización faraónica.[5]

Según este grupo, el filósofo Francis Bacon sería el autor de: Fama Fraternitatis Rosae Crucis (1610), y Confessio Crucis Fraternitatis (1615). Estas serían las primeras publicaciones Rosacruces en aparecer con la propagación de la imprenta[6].

Para F. Sampedro y J. Elizaga[7], la AMORC habría sido fundada o sería su ideólogo principal Spencer Lewis (1915). Su sede central está en San José de California[8]. Según estos autores, Lewis, recibió los secretos de “Los Hermanos Mayores de la Rosacruz de París”.

La “Sociedad Rosacruz” estaría fundada por Max Heindel (1865 – 1919), ocultista y esoterista Danés y nacionalizado Estadounidense. Heidel hablaba de una Rosacruz cristiana[9] y que de muy joven había estudiado ocultismo y recibió en forma mística la autoridad de un maestro para poner por escrito sus pensamientos acerca de las enseñanzas de Rudolf Steiner (1861 – 1921), filósofo y ocultista austriáco[10], quien había sido su profesor en Europa.

En 1911, Heindel, fundó una pequeña imprenta en el sur de California y publicó una serie de libros opiniones personales sobre los Rosacruces. Su actividad quedó limitada en los escritos. Después de su muerte, su viuda prosiguió su obra, enviando publicaciones a distintas partes del mundo. Sin embargo, otras Organizaciones no reconocieron las obras de Heindel[11].

Finalmente, tenemos a Christian Rosenkreust, con bastantes elementos de leyenda y serias diferencias en fechas y acontecimientos por parte de las fuentes que hablan de este personaje[12]. En 1623 se publica el libro: Reforma General del Mundo, que incluía un opúsculo titulado Fama Fraternitatis, el cual daría a conocer la historia de la Orden Rosacruz[13].

Según este libro, un noble alemán del siglo XIV, habría sido enviado a un monasterio en 1378 con la finalidad de estudiar griego y latín. Su nombre era Christian Rosenkreust. Posteriormente, fue conducido a Chipre por un monje que falleció en el viaje. Al quedar solo, y con 16 años, el joven Rosenkreust decide recorrer Arabia y estudiar el Fez y Egipto. También habría viajado a España con la pretensión de dar a conocer el conocimiento recibido, pero al no tener éxito, volvió a Alemania, donde tuvo algunos seguidores.

El decía que recibió una doctrina que salvaría a la humanidad y habría muerto a los 150 años. Uno de sus seguidores, en 1604, habría encontrado su tumba, donde encontró cosas muy sorprendentes y extrañas. Indudablemente, hay mucho de leyenda, mito y bastantes elementos que no se pueden probar en lo que se dice de Christian Rosenkrust[14].

La Rosa y la Cruz

Desde tiempos muy antiguos, incluso mucho antes de la muerte de Jesucristo, la cruz se utilizó como un símbolo solar. El hombre primitivo, en sus primeras manifestaciones al sol, lo miraba con los brazos abiertos, siendo esta la primera nota espiritual de la cruz. También representó los cuatro puntos cardinales y la unión crucial que forma la eclíptica con el Ecuador. Es un símbolo positivo, activo y representativo de las fuerzas masculinas de la naturaleza. Equivale al “Yang” de la filosofía china[15].

La rosa simboliza el ideal de belleza, delicadeza y hermosura. Representa a la mujer y al principio de fecundidad, a la madre naturaleza. La rosa que comienza a abrirse es la personalidad que empieza a brotar para iluminar y dar realidad a la cruz. La conjunción de ambos símbolos es el encuentro de dos fuerzas generadoras, opuestas, de la naturaleza. Es la suma del par de contrarios que originan la creación, la unión de los polos masculino y femenino. La rosa equivale al “Ying” de la filosofía china[16] .

Principales creencias

Dios 

 

Es el “Alma” universal que tiene mente, inteligencia y poder. Es la conciencia. El alma de un ser animado, no es algo independiente, sino parte del alma universal. El alma personal es manifestación de la universal que está en el cuerpo físico y alcanza su liberación al romperse el cordón de plata que la une. Con la muerte, se consigue una liberación de lo físico[17].

El Dios de los Rosacruces es la “meta universal”, que encontramos en el pensamiento de Pitágoras. Se identifica a Dios con la naturaleza y el universo, con lo que se cae en un panteísmo.

También hablan del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero lo interpretan de modo distinto al cristianismo. El Padre es el iniciado más elevado entre la humanidad del período saturnino. La humanidad común de este ciclo son: “Los señores de las mentes”. El Hijo es el iniciado más elevado del período solar. La humanidad de ese tiempo son ahora: “Los arcángeles”. El Espíritu Santo es el iniciado más elevado del período lunar. La humanidad de ese ciclo son ahora: “Los ángeles”[18] .

Para entender estas ideas, hay que tener presente que para los Rosacruces existirían siete mundos interrelacionados, por los cuales pasan las personas. Son períodos de renacimiento: 1) Saturno, 2) Solar, 3) Lunar, 4) Terrestre, 5) Júpiter, 6) Venus y 7) Vulcano. No se trata de planetas, sino de períodos de renacimientos, de acceso a la divinidad, para llegar a ser igual a Dios, omnipotente y omnisciente[19].

Jesús

Según los rosacruces, Jesús tuvo varias encarnaciones y es un espíritu que perteneció a la evolución humana. El espíritu de Cristo era un rayo cósmico que entró en su cuerpo. Jesús es el mayor ciclo de evolución del hombre, es la luz y guía que conduce al reino. No sólo eligió y formó discípulos, sino que también preparó un grupo secreto de 120 personas, que fueron adoctrinadas en conocimientos esotéricos que Jesús habría aprendido en Egipto y con los Esenios[20].

La persona humana

La persona es divina como el Padre de los Cielos, por eso no puede tener limitaciones. Por medio de encarnaciones superiores y sucesivas, pasa a niveles más altos y se libera totalmente. El “Ego” que entra en un cuerpo a través de los cónyuges es el que hace que exista la prole. Para que puedan darse frutos se debe orar al arcángel Gabriel, por ser el regente de la luna en la tierra y es el factor primordial de la generación en el cuerpo[21].

Este grupo cree en la reencarnación, donde cada alma es una parte de la esencia universal cósmica o divina que está en cada ser durante una encarnación. Después de la muerte, el alma se traslada al plano cósmico. Así se dan sucesivas reencarnaciones hasta la liberación total[22].

Organización 

Su organización es muy parecida a la masonería, ya que tienen un juramento de secretismo y después que una persona es iniciada, se val alcanzando progresivamente grados de la Orden.

La AMORC tiene ceremonias secretas para los diferentes grados, con las siguientes características:

  • Juramento de no revelar nada.
  • Son fiscalizados con rigor al entrar a la Orden.
  • Utilizan términos como logia, maestro, gran maestro, soberano maestro,      supremo consejo y gran logia.
  • Tienen signos, tarjetas de afiliación, palabras de pase, etc[23].

En otras Órdenes Rosacruz, encontramos la siguiente organización:

  1. El Emperador: Es el responsable de cada jurisdicción.
  2. Supremo Concilio: Es un Consejo del Emperador, el que, en otras cosas, autoriza la constitución de nuevas logias.
  3. Concilio Internacional Rosacruz: Es la mayor organización a nivel mundial[24].

Valoración

Los rosacruces tienen templos en unos 150 países, cualquiera sea su denominación y raíz. Sus enseñanzas por correspondencia se dan en más de 11 idiomas. Queda claro que en esta Orden encontramos: Secretos, sincretismos y esoterismo que es imposible de conciliar con la fe cristiana.

También afirman que no serían un grupo religioso, pero en su doctrina, manuales y revistas para sus miembros, encontramos aspectos religiosos, tales como ritos, oraciones, bendiciones, altares, templos, etc.

Para los cristianos, muchas de sus enseñanzas, chocan con la revelación bíblica y los principales postulados cristianos, como lo son su idea de Dios, Cristo, la persona humana y su mundo, la reencarnación su panteísmo y muchos otros.

No hay nada que este grupo no sepa y explique, incluso utilizan de forma incorrecta a la Biblia cristiana para probar sus creencias.

De todas formas, las personas que entran a esta Orden son personas inquietas por lo espiritual y buscan seguir una vida moral intachable y es muy probable que no hayan encontrado una respuesta en nuestra Iglesia.

 

[1] Cf. Cicerón, De fin, IV, 12.

[2] Cf. J. Escobar, Sectas, cristianismo y catolicismo. Análisis eclesiológico, en Medellín 87, XXII, (1996), 29.

[3] El Rosacruz, 5, X (1957), 99.

[4] Cf. J. Cabral, Religiones, sectas y herejías (Florida 1995), 77. J. Ganuza, Las sectas nos invaden (Santiago de Chile 1990), 75. F. Sampedro – J. Escobar., Las Sectas: Análisis desde América Latina (Bogotá 2003), 471-472.

[5] Cf. J. Cabral, Religiones,…(n.4), 79.

[6] Cf. Ibíd., 79.

[7] Cf. F. Sampedro, Sectas y otras doctrinas en la actualidad (Bogotá 1993), 148. J. Elizaga, Las sectas y las nuevas religiones a la conquista del Uruguay (Montevideo 1988), 168.

[8] Esto último lo confirma la Revista oficial de la AMORC: El Rosacruz.

[9] Cf. www.fraternidadrosacruz.com (15.10.2015).

[10] Cf. www.rudolfsteinerarchive.net (15.10.2015.

[11] Cf. F. Sampedro, Sectas y…(n.7), 147. J. Cabral, Religiones…(n.4), 79.

[12] Cf. F. Sampedro – J. Escobar, Las Sectas…(n.4), 473. A. Yáñez, La Fraternidad Rosa-Cruz, en J. García (dir), Pluralismo Religioso II (Salamanca 1983) ,441.

[13] Cf. F. Sampedro – J. Escobar, Las Sectas…(n.4), 472.

[14] Cf. Ibíd., 473.

[15] Cf. P. Damian, Francmasones y Rosacruces (Madrid 1981), 15-35. F. Sampedro – J. Escobar, Las sectas…(n.4), 478.

[16] Cf. A. Yáñez, La Fraternidad…(n.12), 443-444. F. Sampedro – J. Escobar, Las sectas…(n.4), 478.

[17] Cf. F. Sampedro – J. Escobar, Las sectas…(n.4), 475.

[18] Cf. Ibíd., 476.

[19] Cf. Ibíd., 476.

[20] Cf. J. Cabral, Religiones…(n.4), 79-81.

[21] Cf. F. Sampedro – J. Escobar, Las sectas (n.4), 477.

[22] Cf. Ibíd., 477.

[23] Cf. B. Kloppenbrug, Sectas en América Latina (Bogotá 1981), 196-197.

[24] Cf. J. Ganuza, Las sectas…(n.4), 74.

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