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“Grace de Mónaco”: Políticamente incorrecta

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Aleteia Team - publicado el 20/11/15
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Hasta para vivir un cuento de hadas es necesario hacer sacrificios

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“Tal vez yo sea ingenua, pero creo en los cuentos de hadas. Sí, creo que pueden existir si nosotros realmente queremos que existan. Si estamos preparados para trabajar duro y suficiente. Yo creo que el mundo no siempre estará lleno de odio y conflicto, si estamos dispuestos a sacrificar lo suficiente”. (Grace de Mónaco)

Sinopsis: La boda de Grace Kelly (Nicole Kidman) y el príncipe Rainiero III (Tim Roth) fue considerada un cuento de hadas de la vida real cuando sucedió, en 1956. Sin embargo, cinco años más tarde y con dos hijos, la verdad es que Grace está insatisfecha con la vida en el palacio y el distanciamiento de su marido. La posibilidad de sentirse nuevamente útil surge cuando su viejo amigo, el director Alfred Hitchcock (Roger Ashton-Griffiths), la invita a volver al cine como protagonista de su próximo filme: “Marnie – Confesiones de una ladrona”. El problema es que Rainiero está terminantemente en contra y, encima de eso, está involucrado en una amenaza por parte del presidente francés Charles de Gaulle (André Penvern). Si Mónaco no paga impuestos a Francia y termina con el paraíso fiscal existente, el principado será invadido en seis meses. En medio de las inevitables tensiones, Grace y Rainiero buscan resolver sus problemas intentando evitar que estos les causen el divorcio.

En tiempos multimediáticos es fácil haber oído hablar de Grace Kelly en algún lugar. Al final, vivimos en una época marcada por la crisis de referentes, especialmente positivos.

Grace Kelly, por lo tanto, así como Marilyn Monroe, podría tranquilamente pasar por un bello rostro más que Hollywood quiso venderle al mundo.

Sin embargo, la historia contada por Oliver Dahan en el filme Grace de Mónaco ofrece un personaje de hecho digno de ser tratado como modelo para nuestros días.

No te engañes pensando que se trata de un filme excelente en términos generales, no. Grace de Mónaco desgraciadamente peca en muchos aspectos, comenzando por el guión artificial, seguido de diálogos clichés y finalizando con la dramatización excesiva de Nicole Kidman.

A pesar de eso, la película cumple el papel de construir en Grace Kelly un modelo de virtudes que la acerca a una santa para los tiempos modernos.

Aunque la película vincule a Grace con la religión, simplemente por la posición en el Principado de Mónaco, impresiona el conjunto de características que Dahan quiso dar a la actriz de Hollywood que dejó todo atrás, con el fin de dedicarse a la familia, a la corona del país.

Eso se confirma por medio de una de las frases sobresalientes del filme: “Yo creo que si somos capaces de sacrificarnos lo suficiente, el mundo no estará lleno de odio y conflicto”.

El sacrificio parece haber sido realmente la tónica del personaje mostrado en la película. Mucho más allá del glamour que el título de princesa de Mónaco podría traer, Grace Kelly experimentó en la piel las exigencias que necesita tener una buena madre, una buena esposa, un buen líder y, por encima de todo, una buena mujer.

Si por un lado la balanza feminista pesa a causa de una fuerte agenda ideológica, la gran idea de la película fue mostrar que una mujer aún puede ser admirada siendo simplemente … mujer.

Otro punto fuerte del filme fue el papel ejercido por el padre Tucker. Gran consejero de la corte de Mónaco, él fue el único apoyo que Grace Kelly encontró en un mundo dominado por la envidia, la desconfianza, la superficialidad y la política. Lejos de ser un sabio u obvio santo.

Tucker es de aquellos que habla de Dios sin cliché, por el testimonio y por la presencia, por la rectitud y por la humildad. Algo raro en los filmes de Hollywood que insisten en tratar al sacerdote como una figura ajena a los problemas de la vida contemporánea.

Como se ha dicho, Grace de Mónaco peca en términos técnicos y tal vez no llegue a quedar en la historia.

Sin embargo, vale la pena verla sólo para exaltar temas que los medios de comunicación y muchos intelectuales odian tanto actualmente: la familia, el sacrificio, la religión, la tradición, la maternidad, la fidelidad, etc…

La película tiene lindos figurantes y un escenario deslumbrante. Si la ecuación se ha vuelto complicada, tal vez este diálogo entre Grace y el padre Tucker te ayuden a decidir:

Grace: “Padre, ¿usted cree en los cuentos de hadas?”.

Padre Tucker: “No. Yo creo en felices para siempre”.

 

Ficha Técnica:

Género: Drama

Dirección: Olivier Dahan.

Guión: Arash Amel.

Elenco: Aaron Webster, André Penvern, Derek Jacobi, Frank Langella, Geraldine Somerville, Jean Dell, Jeanne Balibar, Milo Ventimiglia, Nicholas Farrell, Nicole Kidman, Olivier Rabourdin, Parker Posey, Pascaline Crêvecoeur, Paz Vega, Philip Delancy, Robert Lindsay, Roger Ashton-Griffiths, Sir Derek Jacobi, Tim Roth, Yves Jacques.

Producción: Arash Amel, Pierre-Ange Le Pogam.

Duración: 103 min.

Año: 2014

País: Bélgica / Estados Unidos / Francia / Italia.

 

Estudio: Canal+ / Lucky Red / Silver Reel / Stone Angels / TF1 Films Production / uFilm / YRF Entertainment.

Clasificación: 12 años

Trailer

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Artículo publicado originalmente por PROJEÇÕES DE FÉ

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