La Iglesia en Chicago se ha ocupado de enterrar a 200 adultos y 600 niños no identificadosLos Cementerios Católicos de Chicago realizan una obra de caridad que corresponde a una de las acciones de misericordia que recomienda tradicionalmente la Iglesia: dar sepultura a los difuntos. En este caso se trata de las personas que no son identificadas ni reclamadas y que por tanto no tendrían acceso a una sepultura digna. La Iglesia local se ha ocupado de enterrar los cuerpos de cerca de 200 adultos no identificados y 600 infantes en los últimos años y de asumir esta tarea desde una perspectiva espiritual.
“Obviamente hay personas que han vivido una vida marginada. Han vivido en los límites de la sociedad, alienados de su familia o amigos, así que verdaderamente son desconocidos” explicó a CNA el sacerdote Larry Sullivan, Director asociado de Cementerios Católicos de la Arquidiócesis de Chicago. “Ciertamente el fin de su vida fue muy difícil; ellos no tenían a nadie que saliera a decir que conocía a esta persona. Creo que es muy importante que aunque no son conocidos para nosotros son conocidos para Dios”.
Una obra corporal de misericordia
Precisamente por el valor que tienen las personas para Dios, la Arquidiócesis de Chicago realiza un rito funeral completo en su honor. “En verdad siento que estamos tomando el lugar de los seres queridos, estamos tomando el lugar de los dolientes”, explicó el Padre Sullivan. “Todos tienen derecho de recibir oración y duelo”. La labor de la iglesia ayuda en momentos en que los presupuestos de las autoridades civiles son limitados para ocuparse de los cuerpos de las personas no identificadas.
Esta iniciativa de Cementerios Católicos de Chicago comenzó en 2012 y desde ese momento cerca de unos 200 adultos han recibido sepultura de esta forma, además de unos 600 niños no nacidos que corresponden a fallecimientos en el vientre de sus madres, durante el parto o a causa de un aborto inducido. El Cardenal Francis George, anterior Arzobispo de Chicago, presidió él mismo la oración en los primeros funerales. El actual Arzobispo, Mons. Blase Cupich, presidió una ceremonia para este fin en diciembre de 2014.
El padre Sullivan hizo un llamado al trabajo para que no existan personas en situación de calle y recordó que la Iglesia realiza esta actividad como una de las obras corporales de misericordia. El enterrar a los muertos recuerda la creencia de que nuestros cuerpos son un regalo de Dios y que los cristianos son responsables del bienestar físico y espiritual de los otros. De igual manera, las oraciones por los muertos tienen una gran importancia espiritual, y la labor tiene que desarrollarse de las dos medidas. “Nuestros cuerpos son un regalo de Dios que debe ser tratado con dignidad y respeto. No podemos simplemente ofrecer las oraciones, tenemos que hacer algo físicamente para ayudar”.
“No es suficiente para mí simplemente orar por quien tiene hambre: yo tengo que ofrecerle comida”, indicó. “No es suficiente para mí orar por quién está sufriendo, tenemos que asegurarnos que sus necesidades físicas o médicas también son cuidadas”.
El director de Cementerios Católicos de la Arquidiócesis de Chicago, Roman Szabelski, recordó que cada una de las personas que fallecen incluso en situación de calle tienen una historia y un lugar dentro de la sociedad. “Ellos son la madre o el hermano, el cuñado, hijo o algo de alguien. Y es muy triste por su propia situación que los han llevado a ser personas de la calle, por así decirlo, y morir solos”. Además de la labor en favor de los no identificados, la Arquidiócesis de Chicago provee asistencia de caridad para 300 funerales de familias que no pueden pagar los servicios.
Con información de CNA.
Artículo originalmente publicado por Gaudium Press