Las drogas se producen en la Argentina y el crimen organizado se sirve de formas de esclavitud, denuncian los obispos en un nuevo documento
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
El tema ya ocupa la agenda de trabajo del episcopado argentino desde hace años, pero la “gravedad creciente” ameritó un nuevo documento. Duro, como el primero. Los obispos argentinos volvieron a referirse al narcotráfico, tras un documento de 2013, y lo definieron como “un negocio de dimensiones mundiales”.
El documento, de 13 puntos, fue dado a conocer ayer aunque había sido aprobado en la plenaria de obispos de noviembre. Se titula No al narcotráfico, sí a la vida plena.
Para la Conferencia Episcopal Argentina, “el Estado debe oponer una fuerza organizada para neutralizar los enormes daños que causa el flagelo”, que observan, ya está “arraigado” en la Argentina.
Incluso aseveran que las drogas se producen en la Argentina, y el crimen organizado se sirve de formas de esclavitud como la trata de personas, el trabajo infantil, el tráfico y la venta de órganos, entre otras.
“¡Cuántos chicos perdieron la vida por seguir la seductora voz del consumo como a su propia ley!”, exclaman los obispos en el documento, al reflexionar sobre una “lógica avasalladora del consumismo”.
“El narcotráfico está en el espíritu del capitalismo más salvaje y de la idolatría del dinero: es inseparable de ellos”, aseguran.
Además, los prelados se concentran en el “narcomenudeo”, la producción casera de narcóticos y su comercialización.
“Es creciente la cantidad de gente que produce en su casa el ‘paco’ u otros preparados perniciosos y luego lo comercializan sin escrúpulo, llegando al atropello de mandar a los propios hijos o nietos a vender drogas. Esta realidad atenta contra el quinto mandamiento ‘¡No matarás!’”, señalan.
Sin embargo, advierten y aclaran los grados de responsabilidad: “Hay una gran distancia entre el grado de responsabilidad del narcotraficante y el del chico pobre que es utilizado finalmente para hacer llegar la droga. Debemos cuidar que sobre estos últimos no se descargue la fuerza del castigo”.
Tras advertir la crisis moral que acompaña este flagelo, el episcopado pide “políticas de Estado que sean adecuadas y explícitas, concretas y firmes, para eliminar el narcotráfico y el narcomenudeo”.
Incluso alientan a los jueces que “incluso arriesgando sus vidas y las de sus familias encaran seriamente su misión respecto de este tema”.
Preocupación en la justicia y el nuevo gobierno
Recientemente, la Corte Suprema de Justicia, cabeza del Poder Judicial, creó una comisión judicial para combatir el narcotráfico.
La comisión estará conformada por jueces federales de distintas regiones y representantes de la Junta Federal de Cortes y Superiores Tribunales de las Provincias y la Capital.
El objetivo, en línea con lo señalado con los obispos, es el establecimiento de políticas de Estado contra el narcotráfico, además de objetivos específicos como una mejor coordinación entre los tribunales, la formación, entre otros.
Por otro lado, el recambio de autoridades nacionales en el Poder Ejecutivo está previsto para el 10 de diciembre, y la nueva ministra de Seguridad ya confirmó, como se había anunciado durante la campaña, la prioridad que se dará al combate contra el narcotráfico.
“Es el objetivo que nos hemos planteado como el más importante de todos. Vamos a crear una Agencia contra el Crimen Organizado con foco en narcotráfico, trata de personas, tráfico de armas y lavado de dinero para fortalecer el poder del Estado”, declaró la futura ministra Patricia Bullrich.
Texto completo de la carta de los obispos en: http://episcopado.org.
