En su “vademecum de la laicidad”, la asociación de alcaldes de Francia la toma una vez más con las tradiciones cristianas
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“¡No a la laicidad pervertida, no al abandono de valores!”. Los diputados franceses Hervé Mariton y Philippe Gosselin lanzaron una petición a la Asociación de alcaldes de Francia (AMF) para que retirara su “vademécum de la laicidad” e invitaron a todos los municipios a rechazar toda adaptación de la misma.
Son muchos los belenes presentes en lugares públicos, también en ayuntamientos, que la AMF querría prohibir en nombre de la laicidad.
Respecto a los políticos, se les ordena que sean estrictamente incoloros respecto a sus convicciones religiosas. ¡Inaceptable!, se rebelan Mariton y Gosselin.
“Nosotros compartimos el valor de la laicidad en la República pero rechazamos que se exprese en un sentimiento antireligioso. Los tiempos no están para un desapego de nuestros ciudadanos en una “emancipación” militante. Un político no es desencarnado y no hay razón para ocultar sus convicciones religiosas, si desea expresarlas respetuosamente”, reclaman.
Una laicidad laicista
A mediados del pasado mes de noviembre, la Asociación de Alcaldes de Francia presentó este “vademécum”, una especie de manual de instrucciones de la laicidad en la intención de los políticos, cuya elaboración había empezado al día siguiente de los atentados de enero.
La inspiración de este código de buena conducta es claramente laicista y cuenta con el asesoramiento de Daniel Keller, el maestro del Gran Oriente de Francia, y de Jean-Louis Bianco, presidente del Observatorio de la laicidad.
En cambio, informa Le Figaro, “los responsables religiosos fueron escuchados en último lugar, cuando las propuestas ya habían sido formuladas”.
Una ley contra los belenes…
Todo vale, desde referencias a los que se ponen en las escuelas a la presencia de políticos en ceremonias religiosas, misas o procesiones, constata La Croix.
“El documento alerta a los alcaldes contra “potenciales violaciones de la laicidad en el marco del apoyo aportado a manifestaciones consideradas como tradicionales –procesiones, bautismos de barcos, bendiciones de edificios,…- y considera que la presencia de belenes de Navidad en los recintos de los ayuntamientos no es “compatible con la laicidad”.
Sobre este punto, la AMF va más lejos: constatando que la instalación de belenes en los edificios públicos ha dado lugar a muchas decisiones de justicia contradictorias, lo cual “socava la comprensión de la laicidad”, interpela al ministro del Interior, encargado de los cultos, y reclama “una aclaración legislativa”.
Ya el pasado mes de junio, François Baroin y André Laignel habían recomendado que se prohibiera a todo deportista miembro de un equipo nacional francés que se persignara en un estadio.
“Un enfoque filosófico de vivir juntos”
La inspiración del documento está claramente expuesta por sus autores: para ellos, la laicidad no es sólo un modo de organización jurídica y política de la sociedad, sino “es también un enfoque filosófico de vivir juntos, que se puede calificar de humanista porque no se refiere a ningún dogma religioso ni a ninguna verdad “revelada” y no está sometida a ningún aparato religioso”.
“Ya no estamos en la laicidad sino en un laicismo que nutre el fundamentalismo”, constata el alcalde de Montfermeil y vicepresidente del Partido Cristiano Demócrata, Xavier Lemoine.
Constata lo mismo Pierre-Hervé Grosjean en una columna de Figarovox: “¡He aquí la ideología laicista en todo su esplendor! ¿Creer y pertenecer a una Iglesia se opondría a vivir juntos? ¡Este laicismo es una caricatura de la laicidad!”.
“La laicidad no es la negación de lo espiritual, sino una distinción de lo temporal y de lo espiritual”, recuerda.
“La verdadera laicidad no busca erradicar la fe de la sociedad ni hacerla desaparecer del espacio público –continúa-. El estado es laico, la sociedad no lo es”.
“La verdadera laicidad es el medio de permitir a cada uno vivir su fe o su falta de fe en paz con los demás. La AMF se hace culpable del abuso de poder con estas aspiraciones laicistas asumidas”.
“Integrismo laico”
Se trata de apuntar al islam radical sin decirle vamos a quitar los belenes, añade, “dejemos de ridiculizarnos con esta idea de que se responderá al fanatismo islamista con menos religión en Francia”.
“Atrevámonos a decirle con calma: no es con el cristianismo ni con el judaísmo con los que hay un problema de laicidad hoy en nuestro país”, añade Grosjean.
“Es al contrario, recuperando nuestra historia, nuestros valores, nuestra cultura, nuestra identidad, incluidas sus raíces cristianas, como seremos fuertes y respetados”, añade.
Y concluye: “El integrismo laico no es ningún baluarte contra el integrismo islamista, es al contrario su mejor aliado”.