Your grace is amazing
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“YOUR GRACE IS AMAZING AND IT MAKES MY HEART SING” “AND IT IS THE ONE THING THAT TRULY SETS ME FREE “
PJ Anderson tiene una capacidad extraordinaria de conectar con el público, sus canciones expresan una alegría de verdad incontenible, y este video en particular transmite una alegría contagiosa.
San Josemaría Escrivà decía: “¿Falta la alegría? Piensa: hay un obstáculo entre Dios y yo, adivinarás casi siempre”.
“ YOUR GRACE IN AMAZING AND IT MAKES MY HEART SING “ “AND IT IS THE ONE THING THAT TRULY SETS ME FREE “
PJ habla de una gracia sorprendente, que canta al corazón, ¡lo único que lo hace libre! El resultado es una fuerza y una esperanza que lo catapultan de una parte a otra del mundo para dar testimonio a los jóvenes su felicidad.
Ahora bien, está claro, no todos somos llamados a transmitir nuestra alegría a través de la música, pero esta canción nos sugiere que todos somos llamados a la alegría. Trabajemos entonces desde ya mismo a quitar los obstáculos entre nosotros y la felicidad.
EL PRIMER OBSTÁCULO: NO DESEAR LA FELICIDAD.
De hecho, el deseo mueve la voluntad, y la voluntad es un motor excepcional a nuestra disposición para realizar nuestros sueños. Canalicemos por tanto la voluntad hacia la búsqueda del amor en las pequeñas cosas. Pongamos toda nuestra energía para transformar los pequeños encuentros cotidianos, en el trabajo, con los amigos, en casa, en grandes oportunidades de amar.
SEGUNDO OBSTÁCULO: LA INCREDULIDAD
¡Nada es imposible para Dios! A menudo lo olvidamos. Él siempre está presente y se manifiesta a cada uno personalmente. Conoce nuestros deseos más profundos, apuesta por nosotros, para que nuestra vida sea plena. Para Él no existen hijos no predilectos, sólo obstáculos que eliminar, es decir, tras acabar con la incredulidad,
liberémonos del TERCER OBSTÁCULO: EL MIEDO
La desconfianza hacia Dios y el miedo de amar, de ser tiernos y amables, el miedo a escuchar a un desconocido en la parada del autobús porque necesita hablar del sufrimiento de haberse separado hace poco. El miedo a invitar a una persona sola, a casa, en Navidad, porque quizás a ti se te ha dado una familia para poder compartir la alegría con ella.
El miedo a ayudar a un joven a encontrar trabajo, el miedo a dar trabajo a una persona que quizás no es la mejor, pero es la que más lo necesita. El miedo a pedir perdón. El miedo a telefonear al hermano enfadado para decirle: “no me importa si estás enfadado conmigo, yo te quiero, eres mi hermano”.
Así que cuando falta la alegría, pregúntate: ¿creo en el poder de Dios?
¿Deseo la felicidad? ¿Estos dispuesto a amar?
La respuesta la dejamos a S. Juan Pablo II: “ No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo”, porque “es a Cristo a quien buscáis cuando soñáis con la felicidad”.
Costanza D’ardia