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La “primera dama” de Afganistán es cristiana y milita por el respeto a las mujeres

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Philippe Oswald - publicado el 12/01/16
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Rula Ghani, la esposa del presidente afgano Ashraf Ghani, defiende el estatuto y los derechos de las mujeres en el país de los talibanes… poniendo en peligro su vida

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Es cristiana (nacida y criada en Líbano en el seno de una familia maronita), conoce profundamente la cultura occidental y ha recibido numerosos galardones, pero no sólo eso, también se ha convertido en defensora de las mujeres en un país minado por 35 años de guerra y donde el estatus de la mujer ha menguado terriblemente. Rula Ghani se convirtió en la “primera dama” de la República Islámica de Afganistán en septiembre de 2014, cuando su marido, Ashraf Ghani, fue elegido presidente.

Una brillante carrera universitaria entre París y Nueva York

Casados desde 1975 y padres por partida doble, Ashraf y Rula son bien conocidos en la Universidad Americana de Beirut. Ambos siguieron en Estados Unidos una brillante carrera universitaria, sobre todo en la Universidad de Columbia en Nueva York, una de las más prestigiosas del mundo, donde Rula obtuvo una maestría en Periodismo. Rula Ghani ha ido acumulando diplomas, de Beirut a Nueva York, pasando por París, donde cursó sus estudios de Ciencias Políticas después del bachillerato y de su paso por un liceo católico. Es políglota, (habla perfectamente inglés, francés y árabe, además de farsi y pastún) una habilidad que demuestra en el transcurso de esta entrevista, en un francés impecable desde el palacio presidencial de Kabul para France 2.

Ashraf y Rula Ghani vivieron 30 años en Washington. Él fue profesor en las universidades de Berkeley y John Hopkins y ha trabajado en el Banco Mundial. Ella ha estado al cargo de organizaciones caritativas, como la ONG Ashiana, consagrada a la situación de los niños afganos sin techo. En 2002, acompaña a su marido a Afganistán cuando vuelve para convertirse en ministro de Finanzas del país.

El destino de Rula cambió radicalmente el 29 de septiembre de 2014 cuando su marido fue elegido presidente de Afganistán. «Durante la campaña presidencial, ella fue el blanco de los adversarios de su marido, que le reprochaban el ser cristiana y nacida en el extranjero; ella ha declarado al respecto: “Después de la elección, quise poner fin a todas estas fantasías. La única solución era tomar la palabra públicamente. He aquí la razón por la que acepté las entrevistas televisadas en las cadenas nacionales. Los afganos han podido constatar que hablo dari, que me cubría y vestía de manera decente. He podido demostrar que conozco Afganistán” (Wikipedia).

“Las mujeres afganas han perdido el estatus de personas que les corresponde”

“Desde su discurso de investidura, (…) el presidente Ashraf Ghani potenció el papel de “Bibi Gul”, el sobrenombre afgano de su esposa. Él le agradece su trabajo y su apoyo”, se puede leer en Le Monde. Es éste un reconocimiento muy poco habitual en un país donde las mujeres son relegadas a tareas de poca relevancia.

Rula Ghani se ha comprometido públicamente a mejorar la situación de los afganos. “Las mujeres afganas han perdido el estatus de personas que les corresponde. Antes no era así. Abro una puerta que lleva mucho tiempo cerrada, pero no me engaño, no creo que sea capaz de hacer cambios profundos. Soy simplemente un símbolo, un motivo para la esperanza”, confiesa en diciembre de 2014 en una entrevista para Paris Match.

Se atribuye a la influencia de su esposa el que el presidente afgano propusiera a una mujer, la magistrada Anissa Rassouli, para presidir el Tribunal Supremo, en junio de 2015. ¡Toda una primicia! También ha pedido “a todos los ministros que nombren al menos una mujer para un puesto de viceministra”.

Un ejemplo para todas las afganas 

De un día para otro, Rula Ghani se ha transformado en un modelo a seguir para las afganas. Y para su misma sorpresa, tal y como reconoce ante las cámaras de France 2: “No me había dado cuenta de la importancia del símbolo que represento. Iba a ser una persona pública, iba a hablar sinceramente de los problemas que existen en Afganistán pero, por otro lado, no creía que fuera a tener un efecto tan grande”.

Su compromiso público por la defensa de la mujer ha sido enardecido por la indignación que ha sentido ante una escena espantosa, según informa la web Infochrétienne: “Mientras circula por las calles de Kabul, es testigo del linchamiento de una afgana, que termina siendo quemada viva ante sus ojos debido a una supuesta blasfemia”. Ghani anima a su marido a actuar. El pasado noviembre, el presidente ordenó una investigación sobre la lapidación de una joven acusada de adulterio.

Al igual que la del presidente, la vida de Rula Gani está bajo amenaza: “Los extremistas musulmanes (…) la acusan de querer convertir al conjunto de las mujeres afganas y amenazan con quemar el palacio presidencial. Pero no es suficiente para desalentar a esta decidida mujer, que no vacila a la hora de tomar la palabra en público, en dari (la lengua local), para defender la causa de las mujeres”, constata la revista Geopolis (FranceTvinfo). Por razones de seguridad, desarrolla su vida en el palacio presidencial, donde trabaja con un equipo de colaboradoras, aunque ofrece entrevistas televisadas para cadenas nacionales que tienen una gran repercusión.

 

 

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