¿Tienes poco tiempo para ellos en la vida cotidiana? ¡Las vacaciones son un momento ideal para aprender a “perder tiempo con ellos!
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“Pensé que no podía. Al ver su sonrisa supe que era el camino. Abandoné todo, ese día. Hice a un lado mis libros, mi teléfono móvil y hasta las reuniones que había pactado para el día. Nada debía interrumpir aquel momento. A él lo hacía feliz y eso bastaba.”
Decidí tomar yo también las vacaciones. Y vivir éste amor de verano. José Francisco, me lo dijo – me decía – con su sonrisa, me lo dijo. Nos cepillamos los dientes desde temprano, preparamos juntos los huevos revueltos.
Dejé el tiempo correr, todo iba bien. Era sólo él y yo. Cada segundo iba descubriendo, que tan sólo mi presencia, y el estar a su lado lo hacían feliz.
Parecía magia. Y esta vez yo tenía la varita. Cogimos el maletín que la noche anterior había dejado listo, estaba el uniforme reluciente, todo dispuesto. Debíamos llegar a la hora. Karate sí, tocaba Karate. Disciplina, confianza, seguridad, equilibrio….podría con mi sola presencia motivar en José todas estas virtudes, me preguntaba.
No era sólo él, sino yo también quien me fortalecía al verlo lograr cada movimiento en el arte del karate. Nuestras miradas se juntaron, y entonces el momento llegó, el guiño del ojo y su dedo pulgar arriba anunciando que todo estaba bien. Super mamá!, por estar aquí conmigo!…mi corazón no cabía más de felicidad.
Los ojos los tenía enjugados, esta inversión de tiempo valió la pena -me dije- éste amor de verano, me hizo vivir unas verdaderas vacaciones. Gracias, José: siempre estaré dispuesta para disfrutar bellos momentos. No será sólo un verano.