Futbolistas arrodillados, rezando en medio de un estadio repleto de gente
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¿Se imagina que las más grandes estrellas de fútbol del Paris Saint-Germain se arrodillaran antes de jugar la final de la Copa de la Liga? La imagen podría despertarle una sonrisa y, sin embargo, es exactamente lo que ocurrió en EE.UU. durante el mayor encuentro de fútbol americano del año: la Super Bowl.
Con partido o sin partido, ¡el equipo de las Panteras de Carolina no se perdería por nada del mundo su misa dominical! Después de una eucaristía celebrada en su hotel, todo el equipo, acompañado de su capellán, se reunió para rezar en pleno terreno de juego. Una escena increíble que contrasta con el ritmo frenético que suele caracterizar el encuentro, con espectáculo musical y todo.
Un equipo movido por la fe
Una marca de la casa para el equipo, ya conocido por ser refugio de fervientes creyentes católicos. El líder de su defensa, Luke Kuechly, pasó su infancia en una escuela primaria católica y luego en un liceo jesuita. “Creo que se aprenden multitud de cosas al criarse en un entorno así. La mayor lección para mí ha sido sin lugar a dudas el saber tratar a las personas correctamente”, expresaba para la agencia Catholic News Service.
Otro de los jugadores, también declarado católico, es Greg Olsen, capitán del equipo y jugador en la posición de ala cerrada. Fue él quien organizó que se celebrara una misa justo antes del partido, y no oficiada por cualquier sacerdote. Sólo el humilde padre Joe podría desempeñar este papel.
Lleno de gratitud y alegría
En compañía del equipo desde que entrara en el campeonato de la NFL (National Football League) en 1995, el sacerdote de origen irlandés Joe Mulligan se convirtió en su capellán en 2013. Desde entonces, reza por cada uno de los jugadores y sus familias, a los que acompaña espiritualmente. También celebra las misas de cada partido que tiene lugar en casa. Sin embargo, nada le habría preparado para acompañarlos hasta la Super Bowl y para bendecirlos antes de un partido disputado frente a decenas de miles de personas. “Por suerte estaba sentado cuando contesté la llamada. Normalmente tengo mucho que decir, pero en ese momento, me quedé como mudo. Me cortó el aliento, estaba lleno de gratitud y alegría por que hubieran pensado en mí para acompañar al equipo”, relataba para el periódico Catholic News Herald.
Superar los límites
Para prepararlos mejor mentalmente antes del partido, el padre Joe decidió seguir al pie de la letra la liturgia católica. “Les leo las lecturas de la misa del día. Quiero que se sientan en sintonía con la Iglesia”, asegura. Así que, pocos minutos antes del encuentro, los Panthers se reúnen para escuchar su homilía, sobre el Evangelio según San Lucas (5:1-11): “Como dijo a sus apóstoles, Jesús os pide que arrojéis más lejos vuestras redes. Una imagen de superación de los límites”, explica el capellán. “Ya sea en la vida o en la Super Bowl, o cuando se sigue a Cristo, ¡los Panthers siempre tendrán que superar sus límites!
Unos valores perfectamente encarnados por el linebacker (o apoyador) Thomas David, que disputó la final después de romperse el brazo hacía solamente dos semanas, durante la victoria de su equipo contra los Arizona Cardinals. Los médicos le colocaron 11 tornillos para fortalecer el brazo, lo que permitió al jugador participar en este último encuentro. A pesar de su impresionante cicatriz (atención, que se abstengan las almas sensibles), David resistió hasta el final del partido y realizó siete magníficos placajes… perdón, siete amables correcciones fraternales.