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¿Hielo de los ortodoxos derretido por la humildad de Francisco?

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 12/02/16
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El Papa Francisco, visto con los ojos de los ortodoxos y los rusos. Entrevista a uno de los primeros sacerdotes católicos que llegó a Rusia

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El Papa Francisco ya emprendió su cuarto viaje a América Latina. Esta vez el destino es México con una agenda pastoral que se mezcla con la sorpresa a nivel mundial de una etapa en Cuba, una parada inesperada en el viaje donde se reúne con el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Después de sus viajes a Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Cuba, el Papa Francisco regresa a América Latina -y a Cuba por segunda vez- con un gesto de unidad y, declaradamente, para venerar la Virgen de Guadalupe.

En Cuba ya había impulsado el diálogo de la isla con Estados Unidos, y en su nuevo viaje se reunirá con el Patriarca Kirill, retomando relaciones con la Iglesia Ortodoxa Rusa, y con quien podría tratar temas como la libertad religiosa, la persecución de los cristianos, la migración forzada y la paz global.

Por su parte, Francisco “es bien percibido por los ortodoxos, que lo ven como un papa que no pretende de imponerse a los demás, sino que quiere ponerse al servicio de la comunión”, contó a Aleteia Stefano Caprio, profesor al Pontificio instituto oriental de historia y cultura rusa.

Asimismo, Caprio uno de los primeros sacerdotes católicos que llegó a Rusia en 1989, recogiendo los efectos del diálogo ecuménico impulsado por Juan Pablo II, reveló detalles del porque de la decisión estratégica del lugar del encuentro entre Francisco y Kirill, entre otros detalles históricos. Podemos adelantar que la elección de Cuba, no es porque el Papa sea comunista, como ya varios comentadores desinformados sostienen.

Francisco visto con ojos rusos 

En primer lugar, el Papa Francisco es una personalidad muy popular en Rusia – sostiene el experto en historia y cultura de esa hermética nación- además porque lo perciben como un líder de peso mundial, así como lo era Juan Pablo II. Un ‘personaje fuerte’ que puede vigorizar el cristianismo en la escena internacional.

Qué el Papa Francisco sea latinoamericano es otra ventaja. El experto explicó que América Latina no se alió contra los rusos en la Guerra Fría, razón por la cual, ellos perciben con simpatía la nacionalidad argentina del pontífice y su pasado como pastor.

El testimonio de vida de Bergoglio y la manera de guiar el papado igualmente anotan más puntos en el diálogo con los rusos. La imagen del Papa ante los ortodoxos es fuerte, asimismo, por la manera como “él interpreta el papado, de forma más humilde, más dispuesto a renunciar a tantos privilegios como pontífice de Roma”.

Por esto, – insistió – “es bien recibido por los ortodoxos que lo ven como un papa que no pretende de imponerse a los demás, sino que quiere ponerse al servicio de la comunión”.

¿Qué hay detrás del acercamiento con Kirill, líder espiritual del presidente ruso, Valdimir Putin? La decisión de encontrarse en Cuba no es porque el Papa sea comunista o porque se quiere robustecer el poder del presidente Castro, ya anfitrión de la visita pastoral del Pontífice a la Isla, luego del acercamiento a EEUU, además de haber sido mediado por el Papa, entre otras insinuaciones fuera de contexto.

El profesor Caprio argumentó: “Cuba es el único país donde podían encontrarse el Papa de Roma y el Patriarca de Moscú y de toda Rusia porque es un país católico […] y es uno de los últimos países comunistas, por ende, filo-ruso por tradición política”.

La Isla del caribe es un lugar donde “católicos y rusos se sienten en su propia casa, no sólo porque hay una nutrida representación ortodoxa, sino también porque los rusos dicen: ‘es un país católico, pero es nuestro país católico’.

No podían encontrarse en Europa – insistió el profesor Caprio – hay secuelas de viejos conflictos históricos, el más reciente entre Estados Unidos y Rusia. No podía ser en Sur América, o América Central, o en Asia, tierra de nadie. Sí la cita no era en Cuba, entonces “otra opción posible era un atolón, una isla coralina oceánica…”, dijo en tono irónico.

¿Por qué esto debe interesar al cristiano de a pie? Detrás está el ecumenismo de la sangre del que habla el Papa y su preocupación por los males del Planeta, entre ellos el daño ambiental. En juego está – sostuvo el experto – la crisis moral del mundo y la persecución de los cristianos (100 millones sufren discriminación y violencia a manos de regímenes totalitarios), lo cuál hace urgente la cercanía de ambas Iglesias.

¿Por qué se ha esperado tanto? Mil años han pasado, según el profesor, porque la Iglesia rusa no ha tenido en un milenio una autoridad capaz de dialogar con el Papa sobre temas eclesiales. Por el contrario, había una danza de príncipes, patriarcas, o eclesiásticos demasiado influenciados por la política.

 El cristianismo ruso se ha forjado en un escenario político-histórico complejo dominado por intrigas de poder; la Rus de Kiev, el principado de Moscú, la Rusia zarista, la revolución del 1917, y ahora llega la excepcionalidad del próximo encuentro entre lideres cristianos (de occidente y de oriente), sin olvidar la anexión rusa de la Crimea que preocupa a Kirill.

La diferencia con el pasado, dejando atrás el Zar y los Bolcheviques, es que “el Patriarca Kirill desea ser el verdadero representante del cristianismo ruso quien encuentre al representante del cristianismo occidental”, constó Caprio.

¿Por qué el dialogo entre el Papa y el Patriarca de Constantinopla ha sido más fácil y continuativo? El Patriarca de Constantinopla, actualmente Bartolomé I, desde tiempos antiguos, ha sido el natural interlocutor del papado. El primer patriarca del oriente que entra en diálogo con el patriarca de occidente (el papa), no obstante, las luchas medievales y los cismas.

Jesús es la fuerza centrípeta, el Vaticano II el impulso de la unión

A partir del Concilio Vaticano II el diálogo entre Constantinopla y Roma se ha intensificado. El investigador recuerda el derrumbe de la excomunión reciproca simbolizada en el abrazo del patriarca ortodoxo Atenágoras I y papa Pablo VI de 1964 en Jerusalén.

Desde entonces hay visitas regulares. Bartolomé I ha estudiado en la ciudad eterna, graduado en el Pontificio Instituto Oriental. Un motivo más – consideró Caprio- Bartolomé I (también llamado el Patriarca verde) tiene una gran afinidad con el Papa Francisco en la preocupación por el cuidado del creado.

De hecho, uno de los primeros líderes cristianos que ha escrito sobre ecología ha sido Bartolomé I, y esto, teología aparte, acelera el acercamiento basado en temas concretos. Benedicto XVI y Bartolomé I tenían ya mucha afinidad y estima. “En esta relación, Kirill no quiere quedarse atrás”.

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