El sacerdote Longenecker habla con fray Augustine Wilmeth de su vida como monje
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Me encontré por primera vez a fray Augustine Wilmeth cuando era uno de los estudiantes a quienes servía como capellán.
Como convertido, estaba muy interesado no sólo en su nueva fe católica, sino también en las expresiones más tradicionales de la vida y la adoración.
He presenciado sus progresos a lo largo de los años, y el verano pasado tuve la posibilidad de visitarlos pocos meses antes de que pronunciara sus primeros votos como monje en el monasterio benedictino de Nursia.
Fray Augustine habló conmigo para Aleteia de su vocación, de su vida en el monasterio y su trabajo en la cervecería monástica.
¿Cuándo comenzó a pensar en la vocación monástica?
Comencé a pensar en una vocación monástica como algo a lo cual Dios me podía llamar durante mi primer año de universidad.
Incluso antes, en el bachillerato después de mi conversión, me sentía muy atraído por el canto gregoriano y por el amor y la devoción de los benedictinos por la liturgia.
¿Por qué ir a Nursia cuando existen muchos monasterios benedictinos en Estados Unidos que necesitan jóvenes monjes?
Venir a Nursia no fue un rechazo a los monasterios benedictinos de Estados Unidos.
En la providencia de Dios, cuando me interesé realmente en visitar los monasterio benedictinos en mi segundo año de universidad, descubrí que los monjes de Nursia ofrecían un programa de verano de discernimiento de un mes.
Vine y tuve una experiencia muy profunda que me cambió la vida, tras la cual me quedó claro que, sin ninguna fuerza o coerción, Dios me estaba diciendo que su monasterio era el lugar al que me estaba llamando y donde quería que yo lo buscase.
Nursia es una pequeña ciudad. ¿Cómo se adapta a esta vida un joven estadounidense? ¿Siente nostalgia de vez en cuando? ¿Qué le falta de Estados Unidos?
Para un joven estadounidense como yo al inicio puede ser duro; pero debes sólo dejar el mundo y vivir toda la novedad de la vida monástica (y ya esto no es fácil), debes también aprender italiano, estar en contacto con una cultura totalmente nueva y aprender a vivir en un monasterio con hermanos procedentes de todo el mundo.
No siento nostalgia, pero extraño algunas cosas de Estados Unidos, como la facilidad de la vida (aquí todo es complicado a nivel económico y político).
Afortunadamente Europa, a pesar de haber olvidado sus raíces cristianas, tiene una cultura muy real y enraizada en la historia (se percibe también en los edificios) que ayuda a la persona a sentirse en casa.
San Benito llama a sus monjes al trabajo y a la oración. ¿Qué significa para usted día tras día? ¿Cuál es su rutina típica?
Nuestra vida aquí sigue un modelo benedictino muy tradicional. El día está lleno, tanto de oración como de trabajo. Nos levantamos a las 3.30 y la oración la mayor parte de los días comienza a las 4.00. Las últimas oraciones terminan a las 20.00, y luego vamos a dormir.
Nuestra comida principal es las 15.00. El resto del tiempo estamos ocupados o en la lectura espiritual o en el trabajo.
Es un estilo de vida muy riguroso. No hay mucho tiempo libre. Tenemos un recreo de 30 minutos cada tarde antes de las completas, en que nos reunimos como comunidad y podemos conversar.
¿Trabaja en la cervecería? ¿Qué tareas lleva a cabo?
Empecé como asistente, ayudando en todas las etapas del ciclo de producción: embotellado, etiquetado y embalaje, preparación de pedidos, envíos de carga …
Desde septiembre soy el gerente de la cervecería. Me encargo de organizar las cosas cada día, y esto implica muchos emails y correspondencia, y debo coordinar los pedidos para los suministros y las ventas.
¿Qué acogida ha tenido su cerveza benedictina? ¿Cómo se relaciona la fabricación de la cerveza con la vida benedictina tradicional?
Nuestra cerveza fue acogida con gran favor, y al inicio había tanta demanda que iniciamos a expandir nuestra capacidad productiva poco después de la apertura de la cervecería.
Hemos recibido también muchas felicitaciones por parte de los conocedores de cerveza y los amantes de cervezas monásticas de estilo belga.
La cervecería forma parte de la herencia monástica desde la Edad Media, y es uno de las muchas maneras en que los monjes toman los frutos de la tierra y los transforman en algo realmente notable.
¿Reza mientras hace la cerveza o hace la cerveza mientras reza?
El objetivo de nuestra vida es rezar siempre, haciendo cerveza, cocinando o caminando por el pasillo. Oración continua. Puede ser que fabriquemos cerveza o la embotellemos o bebamos mientras estamos orando…
¿Qué consejo le daría a un joven católico que piensa hoy en una vocación a la vida religiosa?
Ven y ve; asegúrate de visitar monasterios y comunidades religiosas y ser testigo en primera persona de la manera en que la gracia de Dios puede realmente transformar tu alma y liberarte.
Además de esto reza, y pasa tiempo con Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento.
Por Dwight Longenecker, quien fue evangélico, luego anglicano y ahora es sacerdote católico. Su página web es dwightlongenecker.com.