Un esperanzador acontecimiento fruto de la apertura de relaciones entre ambos países y de la mediación que sobre el acercamiento entre el país y EEUU tuvo el papa Francisco, junto con el gobierno de Canadá
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A Estados Unidos y Cuba los separa un trozo de mar cuajado de tiburones. Y en política son agua y aceite. El capitalismo contra el comunismo. El Wall Street Journal y el Granma.
Pero, y bien lo dijo el papa Francisco cuando lo del acuerdo con el patriarca Kirill en La Habana, el pasado 12 de febrero: si Cuba sigue así, será el sitio privilegiado para la unidad.
Es difícil saberlo. Son demasiados años de desencuentros como para que, en un abrir y cerrar de ojos se estrechen las manos, sonrían a las cámaras y comiencen a comerciar a tope. Habrá que esperar.
Los derechos humanos en la picota
Por lo pronto, el secretario de Estado de la Unión Americana, John Kerry, anunció el martes 23 de febrero que pretende viajar a Cuba “en una semana o dos” para tener un diálogo sobre derechos humanos, antes de la visita prevista del presidente Barack Obama a La Habana.
Obama estará en Cuba, en una visita que no se producía desde el año de 1928, el 21 y 22 de marzo, fruto de la apertura de relaciones entre ambos países y de la mediación que sobre este acercamiento tuvo el papa Francisco, junto con el gobierno de Canadá.
“Debo ir allá en una semana o dos, para tener específicamente diálogos sobre derechos humanos”, dijo el jefe de la diplomacia estadounidense durante una audiencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
Hay que recordar que una de las principales armas del bloqueo económico y comercial que por más de cinco décadas ha mantenido Estados Unidos es, justamente, la violación de los derechos humanos, sobre todo de los disidentes, en Cuba.
Al confirmar la visita de Obama, el gobierno de Cuba reiteró la pasada semana su disposición a hablar “sobre cualquier tema”, en la base del respeto mutuo, y aseguró que Cuba “también tiene opiniones sobre derechos humanos en Estados Unidos”.
En plena recta final de su segundo mandato, el presidente Barack Obama realizará una histórica visita a Cuba, sellando así la reaproximación entre Washington y La Habana después de más de medio siglo de ruptura, aislamiento y desconfianza.
Kerry ya estuvo en la capital cubana en agosto del 2015, para la ceremonia de reapertura de la embajada estadounidense después de casi un año de conversaciones secretas y negociaciones públicas.
Importancia y mitos
Por su parte, el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Lucas Ortega Alamino (una pieza clave en el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba) dijo a los medios que “la visita de Obama no es un evento de valor publicitario sino algo más importante para el país”.
El cardenal cubano subrayó que la visita del presidente Barack Obama a Raúl Castro “es muy significativa” y “tiene una importancia concreta porque servirá al desarrollo del país, y del pueblo”.
“Después del impulso inicial, de la fecha del 17 de diciembre de 2014, el jueves por la mañana, la Casa Blanca se ha puesto en movimiento”, informa el periódico oficial de Cuba, Granma.
Para este órgano informativo, la visita de Obama derrumba cuatro mitos: que Cuba viola los derechos humanos; que Barack Obama ya había hecho todo lo que podía hacer para acercarse a La Habana; que los cambios hacia Cuba tendrían un alto costo político para quien los llevara a cabo en EE UU y que el poder de la “ultraderecha” de Miami era “omnipotente”.
Finalmente, y en este mismo orden de ideas, Obama presentó ante el Congreso estadounidense un plan para cerrar la cárcel ubicada en el territorio ocupado en Guantánamo, al oriente de Cuba.
En un mensaje a la nación, el mandatario reconoció que “durante varios años ha estado claro que el centro de detención en la bahía de Guantánamo no ha avanzado nuestra seguridad nacional, en su lugar la socava”.