En América Latina y El Caribe también sobra mucho más alimento del que falta
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Una constante de los pueblos de América Latina y El Caribe es la desigualdad y la inequidad en sus sociedades. Y este fenómeno, que san Juan Pablo II, refiriéndose a México, calificó de “estridente”, tiene su mayor repercusión en lo que los expertos llaman –no sin cierta dosis de eufemismo- “inseguridad alimentaria”.
El hambre en la población latinoamericana y caribeña avanza. Y lo que es peor, en la región se desperdician diariamente hasta 348.000 toneladas de alimentos, los cuales serían suficientes para alimentar al 37% de la población mundial que sufre hambre (y al 100% de quienes la padecen desde Alaska hasta la Patagonia).
Así lo señaló un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que explica que 36 millones de personas en la región podrían cubrir sus necesidades calóricas solo con la comida que se pierde en puntos de venta directa a consumidores, lo que representa más que la población total de Perú y más que todas las personas que sufren hambre en América Latina y El Caribe.
Datos de la organización revelan que anualmente se desperdician en América Latina y El Caribe 127 millones de toneladas de alimentos, 223 kilos por cada habitante, los que serían suficientes para satisfacer las necesidades alimenticias de 300 millones de personas, el 37% que sufre hambre a nivel global, y cubriría a la perfección la “inseguridad alimentaria” de todos los que sufren hambre en el continente americano.
El problema es otro
La FAO reconoció que el problema a nivel regional y mundial es “alarmante”, por no decir esquizofrénico. Tan solo en México, uno de los líderes productores alimentarios de la región, cada año mueren de hambre 9.000 personas.
El enfoque de la FAO se ha centrado en la reducción de las pérdidas de alimento durante la cadena de producción y distribución. Los gobiernos -con el apoyo de la organización- establecieron una Red de Expertos, una Estrategia Regional y una Alianza Regional para abordar el tema.
Leer también: Papa Francisco pide a la FAO una “conversión ecológica contra el hambre”
En Costa Rica y República Dominicana se crearon comités nacionales para esta problemática, mientras que en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú, San Vicente y las Granadinas, y Uruguay se discuten iniciativas similares.
La FAO recordó que la lucha contra el desperdicio alimentario es parte principal del Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Asimismo, los Objetivos de Desarrollo Sostenibles en su punto 12 establecen la meta de reducir a la mitad para el 2030 el desperdicio mundial de alimentos per cápita, tanto en la venta al por menor y a nivel de los consumidores, como en las cadenas de producción y distribución.
Sin embargo, no es posible que esto se revierta tan solo con buenas intenciones, planes y proyectos, sino que se tiene que revertir el modelo depredador de comercio, consumo y distribución de alimentos, como lo ha enfatizado el Papa Francisco en repetidas ocasiones, y como lo dejó explícitamente señalado en su última encíclica “Laudato Si”: el problema está en el egoísmo, no en la cantidad de población o en la producción alimentaria.