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San Egidio, interlocutores de paz: ¿cuál es su fuerza?

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Jaime Septién - publicado el 03/04/16
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“Nadie es tan pobre como para no poder ayudar a los demás”

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El pasado 5 de marzo, en la Ciudad de México, se celebró el 48 Aniversario de la Comunidad de San Egidio. Fue en 1968, en el vértice de los movimientos que tuvieron su eclosión en el famoso “mayo del 68” en París, cuando Andrea Riccardi, joven Italiano de apenas 18 años de edad, fundó la Comunidad, desde la fuerza de transformación del Evangelio.

Para recordar este acontecimiento y ver sus dimensiones en este lado del mundo, Aleteia ha entrevistado a Ugo Cianetti, responsable en México de la Comunidad de San Egidio (www.santegidio.org.mx)

¿Cuál es la esencia del movimiento que hoy araña ya su medio siglo de edad?

El compromiso con la comunidad; siempre estar al lado de los más débiles, las personas de las periferias, los niños sin educación y amor, los ancianos, los inmigrantes, los presos, los enfermos, los sin techo; siempre tratando de poner al centro a los más pobres, a detenerse como el “Buen Samaritano” y levantar la mirada sobre aquel que se encuentra en olvido en cada uno de los continentes, países, ciudades o barrios donde San Egidio está presente, así como lo es México.

¿Qué presencia tienen ustedes en México?

Aquí la comunidad se encuentra en Puebla, Guadalajara y varios puntos dentro de la Ciudad de México, pero requerimos de gran ayuda; es necesario vernos en el reflejo del otro, como hermanos, como familia, reconocernos hijos de un mismo padre, para empezar a sanar las heridas de nuestro tejido social en nuestra violenta y dividida sociedad.

¿Qué les dejó la reciente visita del Papa Francisco a México?

Papa Francisco ha insistido en el buen obrar de un cristiano y este Jubileo de la Misericordia es una gran oportunidad para dejar que Dios llegue a nuestras vidas y dar certeza de nuestra convicción cristiana a través de este obrar misericordioso que Jesús nos ha llamado.

La paz es una de las grandes banderas de la Comunidad, ¿no es así?

La solidaridad ha cobrado una nueva dimensión mientras se ha convivido con gente y culturas de todo el mundo, San Egidio ha abierto la mirada a nuevos horizontes de la caridad.

La Comunidad ha funcionado como un interlocutor en diferentes procesos de pacificación de países que parecían imposible conciliar, como lo fue de Mozambique, en 1992, un sueño que parecía imposible.

Hay mucha imaginación en ustedes; y se nota…

El trabajo humanitario requiere la fantasía del Amor, que se convierte en la habilidad de unir y colmar las grandes distancias, hasta lograr las curaciones que antes parecían imposibles.

Así nació el programa de DREAM (Ahora Dream 2.0) en África, donde se ha podido luchar contra el virus del VIH y se han atendido a más de 270.000 personas.

¿Qué requisitos se deben cumplir para formar parte de San Egidio?

Cualquier hombre de buena voluntad puede sumarse a los esfuerzos de San Egidio para trabajar por la paz; prueba de ello es el Espíritu de Asís, desde 1986 la comunidad ha sido pilar para el diálogo interreligioso y ecuménico a favor de la paz, reconociendo la posibilidad de sabernos iguales, donde la paz entre los hombres, sea posible.

Sé que hacen ustedes muchas tareas…

La labor incesante de la comunidad de San Egidio es ejercida por voluntarios alrededor del mundo, no por sus grandes virtudes humanitarias, diplomáticas o sanitarias; la gratuidad es un concepto poco ejercido en el mundo, reflejado en la solidaridad.

Ugo, ¿cuál cree que sea su fortaleza?

La fuerza de la comunidad radica en la “fuerza débil” de la oración y el Evangelio, gran fuerza del cristiano; no es a través del poderío económico o militar y de los grandes conocimientos, sino de la fuerza de la palabra y la oración.

Creemos que “nadie es tan pobre como para no poder ayudar a los demás“, esa es la principal y más grande arma de caridad que la comunidad tiene, incluso en la comunidad más pobre, en Cuba, en Malawi, Burundi, es así.

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