La Iglesia no está “ansiosa” por declarar milagros: de 7.200 casos, sólo se han reconocido 70 La Iglesia no afirma el acontecimiento de un milagro sólo porque quiera o pueda: se somete al análisis de cada supuesto milagro a una secuencia con criterios de etapas científicas, que incluye, por ejemplo, comisiones médicas para estudiar cada alegación de cura científicamente inexplicable.
Es el caso de la Comisión Médica Internacional de Lourdes, cuya metodología es la misma usada en la investigación científica.
Además, sus miembros acostumbran a citar el principio de Jean Bernard: “Quien no es científico no es ético”.
No se trata de caer en el cientificismo o en el positivismo por sí mismos, sino de buscar la verdad con la clara conciencia de aquello que la encíclica Fides et Ratio vino a sintetizar magníficamente:
“La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”.
Los 7 criterios de la curación milagrosa
El cardenal Prospero Lambertini, que se volvería más tarde el papa Benedicto XIV (pontífice del 17 de agosto de 1740 hasta su muerte el 3 de mayo de 1758), detalló las características del milagro desde el punto de vista médico científico en De servorum beatificatione et beatorum canonizatione (La beatificación de los siervos de Dios y la canonización de los beatos), libro IV, capítulo VIII, 2-1734, definiendo 7 criterios para el reconocimiento de una curación extraordinaria o inexplicable:
1. La enfermedad debe tener características de gravedad, con pronóstico negativo.
2. El diagnóstico real de la enfermedad debe ser verdadero y preciso.
3. La enfermedad debe ser sólo orgánica.
4. Un eventual tratamiento no puede haber favorecido el proceso de curación.
5. La curación debe ser repentina, inesperada e instantánea.
6. El regreso a la normalidad debe ser completa (y sin convalecencia).
7. La cura debe ser duradera (sin recaída)
Los 7 criterios de Lambertini son válidos a día de hoy y esclarecen el perfil específico de la curación inexplicable, garantizando que toda objeción o contestación sea tomaba en amplia consideración antes de atestarse que una determinada curación no “fue explicable científicamente”.
De 7.200 supuestos milagros en Lourdes, sólo 70 reconocidos
La seriedad de las evaluaciones de los supuestos milagros puede apreciarse en los números relacionados con el santuario mariano de Lourdes, en Francia, el más visitado del mundo por peregrinos en busca de curación física.
Desde 1858, ha habido más de 7.200 alegaciones de curación milagrosa, pero sólo 70 casos han sido declarados efectivamente inexplicables desde el punto de vista médico científico hasta el día de hoy.
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El milagro 69 es el de Danila Castelli: fue curada en 1989, pero el reconocimiento formal de la inexplicabilidad científica de su curación no sucedió hasta 2013; por lo tanto, tras 24 años de estudios, disponibles para la contestación de la comunidad científica.
El primer caso reconocido en Lourdes fue la curación de Catherine Latapie, sucedida pocos días después de la primera aparición de Nuestra Señora en Massabielle.
Un caso impresionante
Uno de los casos de curación más impactantes que pasaron por la Comisión Médica Internacional de Lourdes es el de la religiosa Luigina Traverso, curada repentinamente de una lumbociática paralizante de meningocele el 23 de julio de 1965, después de años de tratamiento médico y varias cirugías que no habían dado resultado.
El 20 de julio de 1965, la hermana viajó hasta Lourdes en estado grave; además, los médicos habían recomendado que ella no hiciera la peregrinación porque el viaje representaba alto riesgo de muerte.
El 23 de julio, en el paso del Santísimo Sacramento durante la celebración eucarística, la hermana Luigina cuenta haber experimentado una súbita sensación de fuerte calor y bienestar, acompañada de “deseo de estar de pie”, lo que era imposible para ella desde hacía meses.
De repente, recuperó el movimiento de los pies y dejó de sentir dolor.
El 24 de julio, acompañada por la madre superiora, la religiosa caminó sin ayuda alguna hasta la gruta de Lourdes para agradecer a Nuestra Señora.
El mismo día, participó del vía crucis de los peregrinos y subió rezando hasta la cuarta estación (la subida es escarpada).
A lo largo de los días siguientes, la hermana Luigina ya estaba ayudando a cuidar de los enfermos que peregrinaban al santuario.
En 2012 el milagro fue reconocido, habiendo cumplido todas las rígidas etapas de estudios médicos y científicos y, por último, de análisis por parte de la Iglesia.
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Y no sólo en su santuario de Francia. La Virgen de Lourdes peregrina por todo el mundo y lleva sus milagros hasta los más recónditos lugares, por ejemplo el metro de Nueva York: