Diálogo silencioso entre san Pedro y Judas, el traidor:
Si tú, Judas, en vez de ahorcarte, hubieras buscado a Jesús para confesar tu cobardía, diciendo “cometí un gran crimen, pero estoy arrepentido, perdóname”. Jesús te habría perdonado.
Pausa.
Pedro se acordó entonces de la escena en el pretorio de Pilatos, el Jueves Santo…. Su negación. La mirada de reprimenda que Jesús le hizo cuando fue llevado de un juez al otro. De las lágrimas de arrepentimiento que no dejaban de correr por sus rostros, al punto de formar dos surcos…
Y continuó:
Judas, yo hice algo peor. Negué a nuestro Maestro. Lo negué tres veces. Soy más culpable que tú.
Y Pedro, aún con los ojos llenos de lágrimas, continuaría:
La diferencia es que yo lloré arrepentido. Y tú tuviste sólo remordimiento. Pensaste que no tenías perdón. ¿Por qué desconfiaste de la misericordia de Jesús? – (Fonte: P. Milleriot, jesuíta)
Del Boletín del sacerdote Pelágio. Por Blog Almas Castelos