Discurso de adiós en el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba
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A punto de cumplir 90 años, en agosto, con voz temblorosa y enfundado en su sempiterno chándal de Adidas, Fidel Castro Ruz, el líder de la revolución cubana, aparentemente se despidió ayer martes de sus compañeros comunistas (aunque con él nunca se sabe), alabando a su hermano Raúl y entonando una loa al comunismo cubano.
El hecho sucedió en el transcurso de la clausura del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba.
Ahí, Fidel, arropado por Raúl y cerca de mil delegados al Congreso, dijo, nostálgico: “a todos nos llegará nuestro turno pero perdurarán las ideas de los comunistas cubanos”.
La voz del ícono revolucionario de América Latina resonó débil y quebrada en el Palacio de las Convenciones de La Habana.
Los delegados, y después el país entero alcanzaron a escuchar a Fidel diciendo: “Tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala”.
Más adelante felicitó a todos los presentes y, en primer lugar, “al compañero Raúl Castro por su magnífico esfuerzo”, en lo que sonó como un espaldarazo decisivo a quien en 2006 le cedió el mando de la isla y que había sido criticado por lo ortodoxia comunista cubana por su aparente entreguismo al “enemigo de la revolución”, es decir, Estados Unidos.
La televisión oficial cubana enfocó, en ese momento, a rostros de mujeres llorosas, que presagiaban lo mismo que les estaba diciendo Fidel: que sentía que pronto a él también le iba a llegar “su turno”.
Y terminó su brevísima intervención con la siguiente proclama: “Perfeccionaremos lo que debemos perfeccionar, con lealtad meridiana y la fuerza unida, como [los líderes independentistas cubanos] Martí, Maceo y Gómez, en marcha indetenible. Fin”, dijo Castro y recibió una larga ovación.
El último de la generación
Su hermano Raúl, de 84 años de edad, quien fue ratificado al frente del Comité Central del Partido Comunista Cubano, envió un mensaje similar durante su discurso de clausura del Congreso, que sesionó desde el sábado.
Dijo que este será “el último Congreso dirigido por la generación histórica” de la revolución.
“La generación histórica entregará a ‘los pinos nuevos’ (en referencia a una frase de José Martí) las banderas de la revolución y el socialismo sin el menor atisbo de tristeza o pesimismo, con el orgullo del deber cumplido, convencida de que sabrán continuar y engrandecer la obra revolucionaria”, declaró Raúl Castro, quien propuso limitar a 70 años la edad máxima para ocupar cargos dentro del Partido y el gobierno.
Y cerró su participación con un guiño a su hermano Fidel al asegurar que continuará combatiendo para “defender, preservar y continuar perfeccionando el socialismo cubano y no permitir jamás el retorno al capitalismo” a Cuba.
