Algunos han caído en la desesperación y comienzan a contratar “coyotes” o a prostituirse
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Lejos de haberse encontrado una solución internacional al problema de los migrantes cubanos procedentes de Colombia o de Ecuador y varados en Paso Canoas –en la frontera entre Panamá y Costa Rica–, el problema se ha agravado y tomado tintes dramáticos.
Al grado tal que, según informes de prensa en la zona, algunos han caído en la desesperación y comienzan a contratar “coyotes” (tratantes de personas que ofrecen sus “servicios” a cambio de dinero para cruzar Centroamérica y México para llegar a Estados Unidos) o a prostituirse.
El proyecto regional ha fracasado. Costa Rica ya no pudo hacerse cargo de más migrantes (luego que Nicaragua cerrara su frontera con esta nación) y se ha formado un cuello de botella en la localidad panameña de Paso Canoas a donde cada día llegan cerca de 50 cubanos más.
Hasta el momento se contabilizan cerca de 3,500 cubanos, hombres, mujeres, niños, ancianos, que viven a la intemperie. La semana pasada, por ejemplo, el Sistema Nacional de Protección Civil de Panamá trasladó a más de 200 cubanos desde Paso Canoas a hoteles en la ciudad de David, a causa de que sus tiendas de campaña resultaran afectadas por la fuerte lluvia que cayó en la zona.
En el limbo
“La gente se siente muy desesperada debido a que aquí no se para ninguna persona con ningún cargo, ni migración, ni cancillería. Estamos en el limbo (…) La desesperación conlleva a los coyotes. Diario se están yendo aquí 30, 20, 10 personas”, dijo Yosmel, un cubano que tiene 27 años.
Previamente, unos 7,000 migrantes cubanos pudieron salir hacia Estados Unidos gracias a un plan de la región a cuyo frente estuvo Costa Rica. Hasta que Costa Rica selló su frontera con Panamá. Entonces, llegaron los “coyotes”. Y la prostitución de algunas cubanas que pasan al lado de Costa Rica.
Pastoral Social-Cáritas de Panamá, a través de Cáritas de la diócesis de David ha visitado ya los centros de acogida de Paso Canoas. El diagnóstico que ha hecho esta organización católica es aterrador, sobre todo por la situación de las mujeres embarazadas y las niñas y niños menores de 12 años que se encuentran en condiciones muy precarias de alimentación y cuidados de salud.
“Muchos tratan de sobrevivir con trabajos informales y alguna ayuda de sus familiares en los Estados Unidos. Su odisea ya ha durado varios meses, por lo cual los recursos están casi agotados y crece la desesperación. Hacemos un llamamiento a la solidaridad para apoyar a estos hermanos”, pide el mensaje de Cáritas al mundo.