¿Hasta cuándo será sostenible responder a la alta demanda de litio?Hablar de litio es hablar de nuevas tecnologías. Baterías, laptops, teléfonos celulares, relojes, autos eléctricos, etcétera, son algunos ejemplos de productos hechos con este metal, cuyas principales reservas se encuentran en América Latina.
Considerado por muchos como “oro blanco”, “petróleo blanco” o la “nueva gasolina”, este peculiar metal ganó la atención del mundo entero, particularmente de empresas tecnológicas que han incrementado la demanda.
¿Qué consecuencias puede acarrear esta fiebre por el litio?
Por un lado, beneficio económico para países varios países de América Latina entre los que destacan Argentina, Chile y Bolivia.
Pero por otro, también puede poner en riesgo grandes salares andinos y con ello otros efectos en poblaciones particulares.
“Triángulo del litio”
Argentina, Chile y Bolivia poseen el 60% de las reservas conocidas de litio a nivel mundial, en base a investigaciones desarrolladas por el Servicio Geológico de Estados Unidos.
No en vano la propia revista Forbes se animó a declarar a esa zona del continente como “Arabia Saudita del litio”.
En el caso de Bolivia, que tiene uno de los mayores yacimientos con el Salar Uyuni, el experto boliviano en litio Oscar Ballivián Chávez, en diálogo con BBC Mundo, expresó que “el gran problema que tiene Bolivia es que el litio de su salar está muy mezclado con magnesio y se necesitan insumos caros para poder separarlos”.
A esto se le suma las restricciones a las inversiones extranjeras. De todos modos, no es un país que escape al interés por el metal.
Y si bien la producción a gran escala aún no ha comenzado en ese país, el propio estado ensaya con una planta experimental de producción de carbonato de litio en el área, agrega BBC Mundo.
En el caso de Argentina y Chile varias empresas están extrayendo este metal. En el caso del primero, hay varios proyectos para asegurarse litio de parte de empresas de países como Japón, Estados Unidos, naciones europeas, etcétera.
En el caso del segundo, viene liderando la producción mundial de litio con cerca del 33% de la oferta mundial.
Además, hasta el Gobierno se involucró en el tema. En enero de este año presentó el documento que hace referencia a este metal denominado Política del Litio y la Gobernanza de los Salares.
¿Cómo comenzó esta fiebre?
Según The Economist, los precios del litio importado a China se duplicaron entre noviembre y diciembre de 2015, llegando a 13.000 dólares por tonelada.
Por otro lado, un informe de la consultora Allied Market Research prevé que el mercado mundial de las baterías de litio podría acercarse a 46.000 millones de dólares en 2022.
Pero el punto de inflexión se dio cuando el empresario Elon Musk, fundador de Tesla Motors, empresa dedicada a comercializar autos eléctricos, anunció su deseo de expandir esta creación.
“Para producir 500.000 vehículos al año, básicamente necesitamos absorber toda la producción de litio del mundo”, expresó en aquella oportunidad Musk a los medios.
El nuevo modelo de autos eléctricos tuvo una amplia demanda con anticipación y el empresario, que no se quedó de brazos cruzados, construye una gigantesca fábrica de baterías para esos autos en el desierto de Nevada, Estados Unidos.
Todo parece indicar que este año será clave para este metal. La fiebre ya está instalada.
Salar de Uyuni
Un vistoso salar ubicado en Bolivia es quizás el mayor yacimiento de litio del mundo. Y este es uno de los paisajes que se ven amenazados si la fiebre por este metal no baja.
Tiene una superficie de más de 10.000 kilómetros cuadrados y está situado a unos 3.500 metros por encima del nivel del mar en la zona suroeste del país, en la provincia de Potosí dentro de la Cordillera de los Andes.
Según estimaciones del Servicio Geológico de Estados Unidos, el Salar de Uyuni tiene 6,5 millones de toneladas de litio.
¿Pero acaso este paisaje no es deslumbrante y digno de conservar? Lo único que parece seguir deslumbrando al mundo es este metal, el “oro blanco” de América Latina.