Impresionantes las intuiciones de Sting, Peter Gabriel, Leonard Cohen, Billy Joel, Chris Cornell y los Beatles
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Como profesor, una de las primeras cosas que intento transmitir a mis estudiantes es la noción de que siendo católicos practicantes o nos hayamos alejado de la fe, no se deje de hablar e incluso glorificar la misma fe… aunque sea por error.
En otras palabras, ser humanos en el sentido más amplio del término significa ser católicos. E irónicamente, mientras más se intenta combatir la fe, además de no poder escapar, se topa de frente con su verdad y bondad.
Como consecuencia, lo que quiero mostrar a mis estudiantes, sobre todo a través de la música, es que el verdadero artista –aunque no sea creyente e incluso si su objetivo es profanar la fe– no puede dejar de “predicar la Buena Noticia”.
Las siguientes canciones son profundamente sacramentales. Y aunque yo no digo que se trata de música sacra, hago notar que en estas canciones surge, aunque de manera imperfecta, la gloria de los sacramentos.
Las examinaré una por una, intentando mostrar el modo en que celebran –a su manera– la verdadera belleza de los siete sacramentos… aunque sea por equivocación.
- Billy Joel – The River of Dreams
(Sacramento del Bautismo)
Hay una gran historia tras la composición de esta canción. Sin alargarnos mucho, puedo decir que Joel no quería escribirla. Principalmente porque sabía que la canción tendría inevitablemente connotaciones religiosas.
Como ateo declarado que es, no le interesaba mínimamente reconocer lo divino. Y, sin embargo, la canción no lo dejó solo.
La historia tiene una melodía tan pegadiza que lo siguió incluso hasta la ducha: “había religión en esa ducha”, explicó.
El texto esencialmente cuenta que de noche Joel (como músico) se encuentra constantemente “caminando en el sueño”.
No literalmente, pero sí siente como si estuviera viajando en una tierra hecha de visiones y fuegos artificiales que lo dejan con el deseo de tener siempre más.
Y, lo que es peor, va para encontrar respuestas que están del otro lado del río. Que, como cuenta él mismo, es demasiado lejano para atravesar. En esta canción el agua actúa de barrera y también como “agente del bautismo”.
El fuego lo inspira, dejándolo con una sed incontrolable. La salvación está al alcance de la mano, pero Joel parece no captar para nada su más amplio significado.
Notarás en el texto que reconoce el objetivo del agua y, sin embargo, al estar despierto –es decir, como ateo– no logra aceptar lo que la visión le está claramente diciendo:
“No estoy seguro de una vida después de esta,
Dios sabe que nunca he sido un hombre espiritual.
Bautizado por el fuego, me meto en el río
que está corriendo a través de la tierra prometida… en medio de la noche…”
2. Billy Joel – Only the Good Die Young
(Sacramento de la Confirmación)
https://www.youtube.com/watch?v=kMdOsk3fVAE
De todas las canciones de la lista, esta podría ser la más impactante. Como he dicho antes, el objetivo no es exaltar al artista, sino hacer notar que a pesar de su intento de evitarlo, es revelada la gloria del sacramento.
Mucho antes de que Joel revelara a su público su inclinación a mirar el río del bautismo, se “sumergió” en otra controversia.
Según el mismo Joel, esta canción fue escrita como “oda a la lujuria” y mientras – obviamente – este significado emerge más veces en la canción, surge también la increíble atención que él da a los detalles sacramentales.
Incluso en los momentos de pausa, esta canción transmite un rico mosaico de imágenes que muestra cuán maravillosamente intrincada (precisamente como una catedral) pueda ser la vida de una católico practicante; desde las vidrieras, los tiempos, rosarios, a las vírgenes y estatuas, a los santos que lloran, incluso a las madres que rezan por las pobres almas rebeldes como la suya.
Pocas canciones en los anales del rock son más teatralmente católicas (aunque irónicamente) como esta. Y luego está esta pequeña joya:
“Tenías un bonito vestido blanco
y una fiesta en tu confirmación.
Tenías una alma completamente nueva y una cruz de oro…”
Como los múltiples dones del Espíritu Santo, esta canción nos recuerda cuánto Dios nos vuelve ricos en el sacramento de la Confirmación, dándonos las armas necesarias para resistir las pueriles y miopes tentaciones sugeridas en esta canción.
Por lo tanto, si “Virginia” (como ha sido llamada en la canción) hubiera sido realmente una muchacha en espera de recibir el sacramento, sabia, prudente y fiel a sus promesas, entonces ha obtenido realmente lo mejor de esta historia, sobre todo considerando las consecuencias a largo plazo de vivir una vida dedicada a la lujuria.
3. Audioslave – Like a Stone
(Sacramento de la Eucaristía)
A diferencia del artista anterior, el cantante de los Audioslave (que es también fundador de los Soundgarden, famosa banda de Seattle) es más lo que se definiría como agnóstico.
En su juventud Chris Cornell fue a una escuela católica, pero tras esa experiencia no se ha acercado realmente a ninguna religión. Y, sin embargo, prestando atención a sus textos, se nota su uso no precisamente esporádico de elementos religiosos.
Por ejemplo en la canción Black Hole Sun escribe: “Y rezo para conservar mi juventud. Cielo, manda lejos al infierno. Nadie cantará como tú”.
En la canción Show Me How to Live, declara: “Alguien consígame un sacerdote para poner mi mente en calma. Este sonido en mi cabeza. ¿Es esta la cura o es una enfermedad?”.
Además, en algunas ocasiones, ha incluso interpretado magistralmente el Ave María.
Pero lo que más hace reflexionar es que en su canción Like a Stone cuenta la historia de un hombre al final de su vida mientras lee “un libro” que es sospechosamente similar a las Escrituras.
Mientras el hombre lo lee siente un tremendo remordimiento – no sólo por lo que se ha equivocado, sino por todo lo que ha “bendecido” y que no habría debido (una intuición brillante).
Aunque la referencia a la Eucaristía en esta canción es sutil, al mismo tiempo es potente:
“En mi lecho de muerte rezaré
a los dioses y ángeles.
Como un pagano, a cualquiera
que quiera llevarme al cielo,
a un lugar donde renovarme.
Estuve allí largo tiempo.
El cielo sangraba
Y tú me dejaste. En tu casa quiero estar”.
Veraz frente a sus dudas y también abierto al Señor y a su venida, describe muy bien el deseo que una persona podría tener al final de su vida.
Como un pagano justo, él espera la venida de su Señor, alguien con quien “desea” cenar. Es decir, a pesar de su declarada ambivalencia en relación con la Iglesia, escoge una imagen que asemeja mucho a algo de su pasado: un tenue, aunque vívido, recuerdo de infancia de la Eucaristía.
4. Sting – All this Time
(Unción de los enfermos)
Todos los artistas de esta lista tienen un aspecto en común. Por ejemplo, muchos son de cultura judía y/o católica.
Y aunque, paradójicamente, el simbolismo católico es como el fuego para su imaginación, dudan sobre su postura frente a la Iglesia católica como institución.
Sting no es la excepción. Las canciones y los textos de Sting, que quizá en esta lista representan el elemento que más fácilmente evoca a los sacramentos, acarician siempre una atmósfera medieval.
El álbum Soul Cages es quizá el que más se acerca a este espíritu particular. Todas las pistas del álbum han sido escritas tras la muerte del padre.
Logra, como declara el mismo Sting, que los textos se concentren en su infancia y en la historia de su ciudad natal.
Él no estuvo particularmente cerca de su padre, cuando estaba vivo; este álbum representa, por lo tanto, un tributo a su padre, fallecido.
Habiendo crecido cerca de un río (y, explica él, a la sombra de un puerto), ha imaginado sepultar a su padre en el mar, sobre todo porque su padre siempre quiso viajar, pero no fue nunca lo suficientemente estable económicamente para hacerlo.
De cualquier manera, esta canción habla de la complicada relación con el padre, asociado al constante y profundo deseo de Sting de sepultar a su padre en el mar.
El texto de la canción busca contrastar su deseo de “sepultar al padre en el mar” con los “rígidos” dictámenes de la Iglesia en mérito a la sepultura cristiana:
“Dos curas vinieron a nuestra casa esta noche. Un joven y un viejo, para orar por el moribundo. Para ofrecer la Extrema Unción. Uno para aprender, uno para enseñar. De cuál dirección vendrá el viento frío. Si pudiera hacerlo a mi manera, sacaría un barco del río y sepultaría al viejo, los sepultaría en el mar. Dichosos son los pobres, ya que heredarán la tierra. Mejor ser pobre que un hombre gordo a los ojos del necesitado. Y cuando fueron dichas estas palabras, juro que escuché al viejo reírse. ¿Para qué sirve un mundo consumido y cómo podría valer la pena?”.
Nuevamente el tono es evidentemente cínico, sobre todo en las referencias católicas y bíblicas, el humor (aunque es negro) no tendría ningún efecto si no existiera la peculiar belleza y la poética evocación de los ritos católicos… sobretodo los que, como en este caso, son administrados al final.
5. Peter Gabriel – Mercy Street
(Sacramento de la Reconciliación)
Hay muchas películas que usan el sacramento de la penitencia/confesión/reconciliación (como quieras llamarlo) para dramatizar las propias secuencias. Pero no hay muchas canciones que lo citen directamente.
Quizá la razón es que, en un cierto sentido, la misma música es un tipo de confesionario (aunque se tiene que decir que en este tipo de confesional algunos se vanaglorian de sus propios pecados).
De cualquier manera, Mercy Street (La calle de la misericordia) menciona explícitamente el sacramento de la Reconciliación.
Gran admirador de la poetisa Anne Sexto, Peter Gabriel ha querido escribir textos que pudieran contener parte del espíritu que animaba a la poetisa:
“En ninguna parte de los corredores de verde pálido y gris. En ninguna parte de los suburbios. En la fría luz del día. Allí, en la mitad de ella, tan viva y sola. Las palabras soportan como los huesos. El sueño de la calle misericordia usa su interior hacia afuera. El sueño de la misericordia. Nuevamente en los brazos de tu papá …”.
El mismo Gabriel es un letrista fantasioso, y a veces se ha distinguido por introducir temas religiosos en sus canciones (cfr In Your Eyes, Solsbury Hill y Here Comes the Flood).
Pero La calle de la misericordia es una canción maravillosa y consciente, donde parece que haya, sin embargo, una alusión al cinismo, aunque sólo en el punto en que hay referencias a la Confesión:
“Sacando los papeles de los cajones que deslizo tranquilamente, caído en la oscuridad, palabra sobre palabra, confesando todas las cosas secretas, en la cálida caja de terciopelo, al sacerdote; él es el doctor, él puede soportar la crisis …”.
Pero incluso cuando muestra lo que podría parecer un enfoque ictérico en relación al rito, admite, aunque por equivocación, la verdadera naturaleza del sacramento en la siguiente estrofa:
“Soñando con la ternura, el temblor en los labios. Sobre los labios de María, que besan…”.
El sacramento de la Reconciliación es una paradoja donde “la justicia y la misericordia se besan”. El hijo que realmente reconoce al Padre corre hacia sus “brazos paternales”, porque sabe que ahí encontrará la verdadera paz.
6. Leonard Cohen – Joan of Arc
(Sacramento del Matrimonio)
Procedente de una estirpe judía, en este periodo Leonard Cohen se describe como budista. Pero por la razón que sea, algunas veces tuvo la inclinación de escribir canciones sobre santos católicos.
Aparte de su célebre canción Alleluia (que ciertamente está en línea con su herencia judía), escribió una canción llamada The Song of Bernadette, interpretada por Jennifer Warnes (que podrías conocer por canciones como Up Where We Belong, Right Time of the Night y I Had the Time of My Life).
Otra pieza maravillosa escrita por Cohen e interpretada por Warnes es Joan of Arc. Aunque no hubiera música en esta canción, el concepto sería suficiente para considerarla una verdadera obra maestra.
La historia describe el martirio de Juana de Arco. Pero lo que es realmente único de esta ejecución es el hecho que Juana tiene una conversación con el fuego que la está quemando.
Se podría pensar que este diálogo sea todo menos romántico. En cambio, este notable diálogo termina con una discusión sobre el inminente matrimonio de Juana y el cumplimiento de sus votos…
“El fuego vuelve tu cuerpo frío. Te doy el mío para que lo abraces. Diciendo esto, entré. Para ser esto. Para ser tu esposa. Y dentro de su ardiente corazón tomó el polvo de Juana de Arco. Y arriba, sobre los invitados a este matrimonio, esparció las cenizas de su vestido nupcial”.
Maravillosamente Cohen, un auto proclamado budista, comprende lo que hoy pocos católicos entienden, que el extremo objetivo del sacramento del matrimonio (por no hablar de la misma santidad) es prepararse para la eternidad en el “corazón ardiente de Dios”.
- The Beatles – Eleanor Rigby
(Sacramento del Orden)
Paul McCartney creció como católico, pero su fe de la infancia aparece raramente en su música. A parte de canciones como Let it be, es difícil encontrar alguna influencia directa del catolicismo en su música.
Desde este punto de vista Eleanor Rigby es muy interesante. Es una oda, una expresión de simpatía a todas las “personas solitarias” allá afuera.
Es interesante observar que todas estas “almas tristes” parecen encontrarse alrededor de la iglesia, como si su tristeza se agravara por el hecho de estar en la iglesia y no poder irse:
“Recoge el arroz de la iglesia donde ha tenido lugar una boda. Vive en un sueño, espera tras la ventana con una expresión que guarda en un jarrón junto a la puerta. ¿Para quién es?”
Y luego está el pobre padre McKenzie, que debe ciertamente ser un hombre solo y miserable, porque nadie –en pleno uso de sus facultades mentales– querría volverse sacerdote, a menos que hubiera sido obligado a hacerlo por la propia ineptitud social.
Bromas a parte, esta debe haber sido –grossomodo– la percepción de McCartney, de otra manera no habría vuelto la iglesia el terreno fértil para una tragedia similar.
“El padre Mc Kenzie escribe las palabras de un sermón que nadie va a escuchar. Nadie se acerca, mírenlo trabajando, remendando sus medias de noche cuando no hay nadie. ¿De qué se preocupa?”
No niego que estos escenarios sean muy reales, pero quisiera observar que la simpatía de McCartney está de alguna manera fuera de lugar.
La tragedia no es que estos “perdedores solitarios” estén encerrados en la iglesia, sino que hay muchas personas solas en este mundo que no tienen ni siquiera ese consuelo. Esto es lo que hace realmente daño.
En cambio, lo que es alentador es que la iglesia, como el clero, ofrezcan una casa, un objetivo y una comunidad a estas personas.
¿Por qué Eleanor Rigby va a la iglesia? Ciertamente no porque la iglesia, en cuanto tal, sea deprimente, sino porque podría ser el único lugar donde se siente bienvenida.
La verdadera tragedia es que Paul McCartney (y muchos otros) conciba el sacerdocio exclusivamente como una especie de falta de aspiraciones.
¿Cómo sabe que el sacerdote McKenzie no era un sacerdote por el mismo motivo que Jesucristo, es decir, para llevar la Buena Nueva a los pobres, sobretodo a las Eleanor Rigby del mundo?
Por Sean Chapman. Artículo Original, Catholic Link