Una virtud de la que ya hablaban los griegos y la Sagrada Escritura
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En los últimos años he tenido que generar una actitud que me ha permitido crecer y madurar. No son pocos los sufrimientos, frustraciones y golpes que he vivido de manera personal y con otras personas. Hoy los psicólogos han llamado resiliencia a la actitud de sobreponerse a periodos de dolor emocional y situaciones adversas. Es la capacidad de adaptarse y superar la adversidad y que a su vez requiere tiempo y esfuerzo. La resiliencia es como rebotar de una experiencia difícil para llegar más alto.
Los griegos y la misma Sagrada Escritura en la llamada Escalera de San Pedro hablaban de una virtud que se llama hypomoné que significa vivir en paciente esperanza frente a los obstáculos.
Los obstáculos y los problemas muchas veces no faltan en la vida. Y no es por ser pesimista sino simplemente es tener un poco de realismo. Separaciones, calamidades, enfermedades, frustraciones, pérdidas o sufrimientos no son ajenos a nuestra existencia.
La resiliencia es una virtud que en el mundo familiar y profesional se necesita de manera especial. Hoy vivimos en un mundo en donde los escenarios cambian permanentemente, los desafíos a veces son fuertes e intensos, tenemos graves situaciones de estrés y tensión emocional que si no sabemos manejar nos pueden llevar a perder el control de nuestra vida o a volvernos vulnerables a otro tipo de enfermedades.
Existe una idea difundida de pensar que a mayor presión y siendo “multitasking” vamos a rendir mejor y ser más productivos. Pero las investigaciones dicen lo contrario. Leí un artículo del Center for Creative Leadership que se llama “4 ways to increase your resiliency as a leader” que me pareció sugerente, sencillo y práctico. Nos plantea medios muy precisos para mejorar nuestra resiliencia especialmente en el trabajo. Paso a detallarlos con algunos aportes personales:
Replantea nuevas maneras para definir lo que nos está produciendo stress o presión. Examina la situación desde otras perspectivas. Escucha a otros para esto.
Dormir y descansar bien. Esto nos permite procesar e integrar las experiencias que estamos viviendo. Si no estamos descansando no seremos ni creativos ni atentos a las oportunidades.
Encontrar alternativas al descanso. Saber tomar breaks, caminar, meditar, rezar o hacer una pequeña siesta puede cambiar el panorama. Cambias de atención y dejas atrás los pensamientos estresantes.
Mentalidad positiva basada en vivir emociones edificantes como el amor, la alegría, el aprecio, la esperanza, la serenidad y la diversión sana. De manera especial se resalta la necesidad de vivir una existencia agradecida. Hoy las relaciones basadas en el amor, el respeto por la dignidad del otro, la escucha y el servicio al otro acrecientan nuestra capacidad para enfrentar el trabajo y la vida.
Aprender a ser resiliente nos lleva a madurar, a crecer como personas y especialmente a generar relaciones donde podamos ayudar cuando los demás necesiten de nuestro servicio y solidaridad en el trabajo o la familia.
José Alfredo Cabrera Guerra
Artículo originalmente publicado por Centro de Estudios Católicos