El artista rumano Marius Mihi pasó siete meses armando cerca de 40.000 piezas de Lego
“En realidad no leí la Divina Comedia”, confiesa el artista rumano Marius Mihi, quien pasó aproximadamente siete meses armando cerca de 40.000 piezas de Lego, como se lee en el website del diario británico The Telegraph .
Hasta cierto punto, ello justifica algunos errores en las piezas. Por ejemplo, el hecho de que el Cancerbero aparezca en el séptimo círculo, cuando Dante le ubica en el tercero.
“Sólo leí las breves descripciones de los círculos que conseguí en algunos websites. La verdad, no quería verme demasiado influido por las descripciones del propio Dante, porque quería darle a cada círculo una interpretación fresca, nueva. Pensé más en el significado de cada título y, a partir de allí, trabajé sólo con mi imaginación”.
Primer Círculo, el limbo: en él se encuentran las personas que, no habiendo recibido el bautismo y siendo que nacieron privados de la fe, no pueden disfrutar de la visión de Dios, pero no son castigados por algún pecado
En el segundo círculo están castigados los pecadores incontinentes y en particular los lujuriosos: ellos son empujados por el aire, vencidos por la tormenta infernal, evidente contrapaso (por analogía) de la pasión que los abrumó en vida.
En el tercer círculo, Dante y Virgilio continúan encontrando pecados incontinentes, en particular golosos: están inmersos en el fango, bajo una lluvia incesante de granizo y nieve, y golpeados por Cerbero, guardián de todos los ínferos según la mitología clásica pero aquí relegado a guardián de solo el tercer círculo.
Los pecadores de incontinencia del cuarto círculo son los avaros y los pródigos, condenados a empujar enormes pesos de oro, divididos en dos grupos que cuando se encuentran se injurian: la grandeza del peso que los oprime simboliza la cantidad de bienes terrenales que acumularon o gastaron, dedicándose enteramente a esto en vida.
Quinto Círculo: aquí están los iracundos y los perezosos, los primeros inmersos y los segundos sumergidos en el pantano del Estigia. Los primeros estuvieron inmersos en el fango de su propia rabia, y ahora se golpean y se injurian eternamente, mientras los segundos gastaron su vida en la inmovilidad del espíritu, y por eso están hundidos, privados de aire y palabra así como en vida se privaron de las obras.
Aquí son castigados los herejes en sepulcros en llamas. En el Infierno los seguidores de cada secta están juntos, en contraste a la discordia y a la división que en cambio llevaron a la Iglesia.
Al séptimo círculo se accede después de haber superado los restos de una grieta, provocada por el terremoto que movió la tierra al morir Cristo. Ella marca una neta diferencia de la parte superior del Infierno: de hecho los condenados de los últimos tres círculos son culpables de haber puesto malicia en sus respectivas acciones. El custodio del círculo es el Minotauro, que representa la «loca bestialidad», es decir la violencia que equipara los hombres a las bestias. Aquí son castigados los violentos.
El octavo círculo aún castiga a los pecadores que usaron la malicia, pero esta vez en modo fraudulento contra los que no son de confianza.
El último círculo está constituido por un inmenso lago de hielo, llamado Cocito, formado así gracias al movimiento de las alas de Lucifer. Están aquí castigados los traidores de quienes se fiaron, simbolizado por la frialdad del hielo, así como fueron fríos sus corazones y sus mentes en pecar, en contraposición a la caridad, tradicionalmente simbolizada por el fuego.