Uno de los peores criminales que ha conocido el narcotráfico mexicano, célebre por sus venganzas, liberado por “buena conducta”
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El lunes 24 de mayo de 1993, a la 15:45 de la tarde, mientras ingresaba al Aeropuerto Internacional de Guadalajara para recoger al nuncio apostólico en México Girolamo Prigione, el cardenal y arzobispo de Guadalajara, monseñor Juan Jesús Posadas Ocampo, fue asesinado a corta distancia por un grupo de sicarios que, según la tesis del gobierno mexicano, “lo confundieron” con uno de los capos de la droga a quien sus rivales querían eliminar.
La teoría de la confusión ha sido, hasta ahora, la que ha imperado oficialmente en este caso. Algo poco verosímil, ya que el cardenal Posadas fue acribillado a mansalva y ni su apariencia ni su vestimenta podrían ser confundidos o con Joaquín “el Chapo” Guzmán (del Cártel de Sinaloa) o con alguno de los hermanos Arellano Félix (del Cártel de Tijuana). El arzobispo emérito de Guadalajara, cardenal Juan Sandoval Íñiguez, quien sucedió a monseñor Posadas, ha señalado una y otra vez que éste fue “un crimen de Estado”, quizá motivado por el conocimiento que el prelado tenía de los nexos entre altos funcionarios del gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) con el narcotráfico.
La prueba de esto es que ninguno de los implicados en el magnicidio ha pisado la cárcel por tal motivo. Muchos han ido a purgar condenas por otros ilícitos. Entre ellos, Héctor Luis “el Güero” (que quiere decir rubio) Palma, compadre del “Chapo Guzmán”, quien fue liberado hace un par de días por el gobierno de Estados Unidos, luego de haber cumplido apenas 9 de los 16 años de cárcel a los que había sido condenado “por tráfico de 50 kilos de cocaína”.
Palma fue extraditado en 2007 a Estados Unidos y pasó estos años recluido en la cárcel de Atwater, en California (San Quintín). Y fue liberado (uno de los peores criminales que ha conocido el narcotráfico mexicano, célebre por sus venganzas en las que no se excluía ningún elemento de tortura) por “buena conducta”. Los analistas piensan que sus abogados han llegado a un pacto con las autoridades estadounidenses, a cambio de información y bienes incautados.
¿Qué papel tuvo en el crimen?
A ciencia cierta, no se conoce el papel del “Güero” Palma en el asesinato de Posadas Ocampo, pero hay muchos indicios de que fue uno de los que jaló del gatillo en el “fuego cruzado” entre los cárteles (siempre según la versión oficial), de parte de su compadre y cabeza principal del Cártel de Sinaloa, “el Chapo” Guzmán (quien, curiosamente, ahora mismo está en proceso de extradición a Estados Unidos). Ni estos dos narcotraficantes, ni los pistoleros de los Arellano Félix, ni el comandante de la Policía Federal (de nombre León Aragón) han sido procesado por el crimen del cardenal.
Sin embargo, tan solo pasar la frontera hacia México, por el puente internacional de Matamoros (Tamaulipas), “el Güero” Palma fue reubicado en el Penal de Alta Seguridad del Altiplano (de donde se fugó hace un año “el Chapo” Guzmán) cárcel en que enfrentará un proceso por la presunta comisión de dos crímenes en el Estado mexicano de Nayarit. La Procuraduría General de la República no le pudo fincar ningún delito a Palma desde que fue aprehendido en 1995, hasta su extradición en 2007.
¿Podrá hacerlo ahora? La pregunta está en el aire. Y también, el posible esclarecimiento de la verdad de un crimen que a 23 años de haber sido cometido (balacera en la que murió también el chofer del cardenal Posadas y 5 personas más en el estacionamiento del Aeropuerto de Guadalajara), para muchos, como para el cardenal Sandoval Íñiguez, sigue pareciendo “un crimen de Estado”.