Sus dos protagonistas son, hasta la fecha, los dos únicos investigadores laicos legitimados por la Iglesia para investigar casos abiertamente paranormales
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Algunos sectores abiertamente opuestos a la Iglesia Católica han criticado Expediente Warren 2 de ser demasiado condescendiente con la religión, lo cual no tiene demasiado sentido porque aunque estamos ante una película encomiable, todo lo referente al catolicismo y al aspecto, digamos, teológico, está tomado con bastante ligereza.
Esto no quita que sus dos protagonistas, Ed y Lorrane Warren sean, hasta la fecha, los dos únicos investigadores laicos legitimados por la Iglesia para investigar casos abiertamente paranormales, lo que por otro lado, no deja de ajustarse a la realidad de los hechos. Sin embargo, meter la fe, la religión, Dios y algún demonio despistado en una cinta de terror o se hace bien (El exorcista) o es muy fácil caer en el ridículo.
Expediente Warren 2 no es una película ridícula pero sí que peca de simplista en este sentido. El film está basado en el que está considerado el poltergeist mejor documentado de la historia tanto, que también es uno de los más discutidos, el caso Enfield. Unos aseguran que Janet, una niña de once años, fue poseída por algún tipo de ente demoniaco, otros sostienen que todo fue una elaborada travesura. Verdad o mentira, lo cierto es que por la residencia de la familia Hodgson pasó la Sociedad para la Investigación Psíquica de Inglaterra y en última instancia, también el matrimonio Warren.
Entre lo que está realmente documentado y lo que vemos en la película media un espacio bastante importante: lo digo para que nadie se tome al pie de la letra lo que vea en el film. Hay puntos y detalles comunes, en efecto ocurrieron cosas que la cinta de James Wan reproduce, pero Expediente Warren 2 toma de partida un caso real para organizar su propia historia. En este relato paralelo al de la realidad, Wan, que ya ha demostrado tener muy buena mano y muy mala leche en esto del cine de terror, construye su propia historia en la que, vale la pena admitirlo, al menos no se pierden los elementos fundamentales de la historia original.
Aquí residen algunos de los aspectos más interesantes de Expediente Warren 2, en el cocktail de ficción y realidad que mezcla el film sin desligarse demasiado de lo segundo pero sin desmerecer en exceso lo primero sin que esto implique que se pierda el sentido último de lo que allí parece que ocurrió.
La historia real en la que se basa la película de Wan, que ya tuvo una adaptación a la pequeña pantalla, nos habla en suma, del eterno enfrentamiento entre el bien y el mal solo que al contrario que otras producciones de Hollywood, aquí sí que se toman posiciones y se concreta la labor bondadosa de la Iglesia frente a las injurias del diabólico mal y esto es lo que parece haber molestado a algunos amantes del género. Pasmoso.
Otra cuestión es que todo esto esté esbozado de forma demasiado superficial. No hay mucho que especular al respecto, los buenos son los buenos y los malos, los malos. Todo resulta demasiado esencial y cristalino. Aunque hay esfuerzos por evidenciar que estamos ante algo más que una simple película de casas encantadas Wan no termina de concretar el combinado. Hay soberbios ejercicios de puesta en escena y se advierte a la legua que Wan sabe cómo concretar una escena de terror pero pocas novedades ha podido aportar a esta secuela de la que hasta la fecha es su mejor película, Expediente Warren.