Una de las facetas más duras de la actual crisis que golpea al país suramericano
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“Alrededor de 10 niños se han desmayado en el último mes en los campos de Petare, donde funciona la Liga de Fútbol Municipal Sucre, que cuenta con la participación de aproximadamente 3.900 niños, distribuidos en más de 50 equipos”, se lee en el reportaje que la periodista Johanna Osorio ha escrito para el medio online venezolano El Estímulo.
El artículo relata, en detalle, las vidas de varios niños entrevistados, que cuentan cómo soportan y palian el hambre recurriendo a recursos básicos, como la ingesta de frutas silvestres (mangos, que crecen en la ciudad) o tubérculos que a duras penas logran cultivar en los terrenos cercanos a sus viviendas (ñame o yuca), o simplemente prescindiendo de una o dos comidas diarias.
Esta situación, continúa el reportaje, es común en distintas comunidades, y afecta no sólo a niños que quieren ser deportistas de alta competencia, producto de la escasez y falta de poder adquisitivo que ha menguado la calidad de vida del venezolano, independientemente de su clase social.
Gabriel León, nutricionista deportivo, señala las posibles consecuencias de una alimentación precaria en los niños y jóvenes venezolanos: “Esta situación se está viendo no solo en el deporte, sino en la población venezolana global. Las familias solo están consumiendo carbohidratos, porque es relativamente lo más económico. Pero ni siquiera son carbohidratos fibrosos –reguladores de los triglicéridos y producción de insulina- sino simples, por lo que en unos años, estos niños serán adultos con tendencia a padecer de diabetes y colesterol”.
Puede leer el reportaje completo de Osorio para El Estímulo haciendo clic en este enlace.