¿Una amarga diatriba envuelta en un alegre ritmo mucho más profundo?
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Escribí la canción desde la simple perspectiva que fueran o no justificados esos bombardeos, fueron trágicos fracasos para la humanidad.
Encontré mi placer culpable
Puse la canción de Kevin Heider Enola’s Wake una y otra vez: hermosa, pero no era cristiana. La canción es un brindis al paso de Enola: “Duerme Enola, duerme y nunca despiertes. Estoy triste de haberte conocido, y la muerte de la que estaba hecha tu vida” dice el coro.
Kevin Heider cruzó la línea esta vez. Como he escrito antes, el álbum de Heider The Spark es oscuro, crudo y más “humano” de lo que estamos acostumbrados a oír en la música cristiana. Atrevidamente nos lleva a las periferias de la experiencia humana, y ¿gozosamente hace un brindis por la muerte de una mujer? ¿Dónde está la misericordia? ¿La esperanza de su salvación?
La metáfora hundida
La canción no será mi placer culpable al fin y al cabo. No fue una amarga diatriba envuelta en un alegre ritmo. Cada palabra fue una metáfora designada a hacer la discusión de un duro tema más agradable.
Estuve a punto de ser engañada por la genialidad de su letra, perdiendo de vista la cuidadosamente concebida metáfora en medio de la propia narrativa creativa, el brindis por el penoso paso de la mujer. Los débiles recuerdos de una clase de historia distante abrieron mis ojos.
El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos dejó caer una bomba atómica en la ciudad de Hiroshima, Japón. La bomba, llamada “Little boy”, fue transporada en el avión llamado Enola Gay. Ahora, la metáfora se está probablemente hundiendo, mira la letra (al inicio del artículo); es realmente increíble.
Un tema que divide
Heider, quien escribió la canción, compartió con Cecilia su lucha interna personal con el tema, admitiendo que una vez “argumentó con fuerza – y en retrospectiva, sin respeto e ignorancia – a favor de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki”.
Cuando escribió la canción, comenzó a reconsiderar su firme apoyo, pero aún no estaba seguro dónde se encontraba. Estaba, sin embargo, seguro de una cosa. Creía firmemente en las palabras de Juan Pablo II: “La guerra no siempre es inevitable. Siempre es un fracaso para la humanidad”.
“Con esa verdad en la mente”, dijo Heider, “escribí la canción desde la simple perspectiva que fueran o no justificados los bombardeos, fueron trágicos fracasos para la humanidad”.
Puedes encontrar el álbum de Heider The Spark, junto a su nuevo EP Us, en iTunes.
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Por Libby Reichert