Varios cientos de familias de mexicanos residentes en Estados Unidos, pudieron abrazarse, en medio del río, en la franja fronteriza de Ciudad Juárez y El Paso
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Quizá sea producto de la presencia –el pasado mes de febrero– del Papa Francisco en Ciudad Juárez, frontera con El Paso, donde el Río Bravo divide la frontera entre México y Estados Unidos.
Quizá sea una estrategia de la actual administración del presidente de Estados Unidos, Barack Obama y del Partido Demócrata para impulsar la campaña de Hilary Clinton y echarle piedras a la campaña del Republicano Donald Trump (por aquello de que quiere construir un muro en los 3,000 kilómetros de frontera entre ambos países).
Lo cierto es que varios cientos de familias de mexicanos residentes en Estados Unidos, pudieron abrazarse, en medio del río, en la franja fronteriza de Ciudad Juárez y El Paso, con la anuencia (y la vigilancia) de la Patrulla Fronteriza, con sus hermanos, tíos, primos, padres o abuelos que se quedaron en México.
Esta es la primera vez en la historia que la Guardia Fronteriza permite el encuentro entre familias que viajaron desde diversos puntos de Estados Unidos y de México, para tocarse y besarse –incluso algunos para conocerse—en medio del Río Bravo.
El encuentro forma parte de la iniciativa ‘Abrazos, no muros’ promovida por la Red Fronteriza de los Derechos Humanos que logró reunir a decenas de familias mexicanas separadas por el muro fronterizo entre México y Estados Unidos.
Una barda no es obstáculo para la familia
“Mientras ellos levantan muros, nosotros vamos a seguir haciendo que estas familias se encuentren y se abracen, esa es la ironía, mientras más muros se levantan familias se están abrazando el día de hoy, entonces esta política no tiene sentido, los muros, la deportación, no ha hecho nada más que crear sufrimiento a la gente”, afirmó Fernando García, de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos.
“Muy bien porque hace falta que esto suceda para volver a unir a las familias, porque somos familia, nada más esto es lo único que nos separa, pero seguimos siendo familia”, destacó la migrante Angélica Correa.
“Este evento fue totalmente planeado por ellos y apoyado en el sentido de seguridad para asegurarnos del resguardo de las fronteras de Estados Unidos específicamente aquí en El Paso, para que las familias puedan verse con sus otras familias que por alguna razón no pueden cruzar a los Estados Unidos o viceversa”, señaló Ramiro Cordero, supervisor de la Patrulla Fronteriza.
Estrategia política o apertura humanitaria, lo cierto es que esta oportunidad abierta en la frontera entre los dos países abre el camino para que otros encuentros se produzcan y se vaya minando, desde abajo la anticristiana –según el Papa Francisco—iniciativa de levantar muros, versus la cristiana práctica de tender puentes.
Con información de Noticiarios Televisa
