Un sesgo cognitivo que consiste en la mala interpretación de las propias capacidades resulta en una sobrevaloración de la incompetencia.
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En diciembre de 1999, Justin Kruger y David Dunning, dos investigadores de la Universidad de Cornell, en Nueva York, publicaron los resultados de un estudio que procuraba verificar si la afirmación de Darwin que asegura que “la ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento” era cierta o no. Algo de esto ya sabía Sócrates, al afirmar que, si algo sabía, era que, precisamente, no sabía nada.
Sus resultados arrojaron que, en efecto, individuos con escasas habilidades o conocimientos tienden a sufrir de un sentimiento de superioridad ilusorio, y se consideran más inteligentes y preparados que aquellas personas que, en efecto, lo son. Se trata de un sesgo cognitivo que impide medir correctamente la propia incapacidad e ineptitud. En resumen, el llamado “efecto Duning-Kruger” explica que “La sobrevaloración del incompetente nace de la mala interpretación de la capacidad de uno mismo. La infravaloración del competente nace de la mala interpretación de la capacidad de los demás”.
Las hipótesis de Kruger y Dunning pueden resumirse en cuatro: 1) Los individuos incompetentes tienen la tendencia de sobreestimar sus propias habilidades 2) estos mismos individuos incompetentes son incapaces de reconocer las habilidades de otros y, en consecuencia, los consideran inferiores a ellos 3) Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer su extrema insuficiencia 4) pero si reciben suficiente entrenamiento como para para mejorar significativamente su propio nivel de habilidades y conocimiento, estos individuos pueden llegar a reconocer y aceptar su falta de habilidades previa. En su estudio, los investigadores descubrieron que, mientras los sujetos más brillantes se consideraban a sí mismos como por debajo de la media, los menos dotados se consideraban por encima.
El propio estudio de Dunning y Kruger (que les valió el premio IG Nobel en el año 2000), concluyó que “los participantes que puntuaron en el peor cuarto del total en las pruebas de humor, gramática y lógica, sobreestimaban con mucho su habilidad y su resultado en prueba. A pesar de que las puntuaciones de las pruebas los colocaban en el 12 % peor, ellos se consideraban entre el 62 por ciento”. En resumen, que el llamado “efecto Dunning-Kruger” es un sesgo cognitivo que, a través de un sentimiento de superioridad infundado, impide a los individuos de escasas habilidades caer en cuenta de su propia ineptitud.