La botella de vino más antigua conseguida hasta la fecha data del año 325
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Se supone que el buen vino, mientras más viejo, mejor. Pero lamentablemente, el dicho no parece aplicar a esta botella de un litro y medio de vino, hallada en la tumba de un noble romano cerca de la ciudad alemana de Speyer, de aproximadamente 1680 años de edad.
Bromas aparte, el vino perdió, con el tiempo, todo su contenido alcohólico, debido a la precariedad de las técnicas usadas para su conservación.
Antiguamente, griegos y romanos (y otras culturas mediterráneas) añadían una capa de aceite de oliva al vino. Como no se mezclan, el aceite permanece por encima del vino, preservándolo del contacto con el oxígeno, evitando que se deteriore.
Como señala la nota en Futurism, este método podrá haber preservado el vino por años, pero más de un milenio es ya una prueba demasiado dura de superar.
Sin embargo, ha sido precisamente el aceite lo que permitió que lo que se ve hoy en la botella (los restos resinosos de lo que alguna vez fue vino) no se evaporase por completo: a falta de corchos, las botellas en la antigüedad se sellaban con cera, que debió haberse podrido a los pocos años de haberse aplicado sobre la botella.
Que la propia botella haya sobrevivido intacta es, además, también excepcional, en tanto el vidrio romano no es precisamente conocido por su durabilidad.