Michael O’Neill ha dedicado su vida como “cazador de milagros” a investigar hechos sobrenaturales relacionados con la fe católicaPróxima la fecha de su graduación de la Universidad de Stanford, Michael O’Neill recibió algunos consejos de la por entonces vicerrectora, Condoleezza Rice. “Ella preguntó, ‘¿qué vas a hacer después de graduarte?’, y añadió, ‘hazte un experto en algún tema’”. Y O’Neill no tardó mucho en averiguar qué tema sería: sería un experto en milagros.
O’Neill, ahora con 40 años, lleva mucho tiempo fascinado con los milagros. Durante su infancia, su abuela se alejó de la fe católica y su madre —devota de las advocaciones marianas— rezó por la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe para traerla de nuevo a la fe. “Mi madre hizo un trato con Dios y dijo: ‘Si traes de vuelta a mi madre, me haré maestra de escuela y enseñaré a todo estudiante que tenga la historia de Nuestra Señora de Guadalupe, el 12 de diciembre, y si me bendices con hijos, ellos también escucharán la historia, todos los años’”, cuenta O’Neill.
Así las cosas, su abuela volvió a la fe y su madre se hizo maestra de escuela y, efectivamente, enseñaba a sus estudiantes la historia de la Virgen de Guadalupe, por supuesto también a sus propios hijos. “En definitiva, fue Nuestra Señora de Guadalupe quien me puso en el camino de los milagros”, afirma O’Neill.
Aunque O’Neill estudió ingeniería en Stanford, asistió a clases de arqueología y terminó dedicando una ingente cantidad de tiempo a una investigación sobre la tilma de Nuestra Señora de Guadalupe. “Pensé en lo fascinante que es todo esto, no podía creer que estos milagros no sólo fueran aclamados a través de la historia, sino que además la Iglesia católica aprobaba algunos de ellos”, recuerda. “Me parecía alucinante que la Iglesia arriesgara su credibilidad apoyando algunas de estas declaraciones disparatadas, y que asomara el cuello para decir que algunas de ellas son dignas de fe”.
Así que en 1998, O’Neill puso en marcha su sitio web, Miracle Hunter [‘cazamilagros’]. “Me percaté de que no había mucha información sobre este tema en la Red —al menos nada desde una perspectiva crítica—, todo eran puntos de vista excesivamente piadosos, así que pensé que yo podría aportar un análisis más académico”.
Desde entonces, han surgido libros, un programa de radio, artículos en periódicos y una página hermana llamada 365 Days with Mary [365 días con María], donde O’Neill ha reunido todas las devociones marianas aprobadas y las ha organizado según los días festivos. O’Neill ha publicado dos libros en los dos últimos años y ha participado en el artículo de portada de la revista National Geographic de diciembre de 2015, How the Virgin Mary Became the World’s Most Powerful Woman [Cómo la Virgen María se convirtió en la mujer más poderosa del mundo]. También hay un programa de televisión nuevo, Miracles [Milagros] cuyo estreno está previsto para este otoño/invierno en la cadena EWTN, gran parte del cual será rodado en los mismos lugares de interés.
Pero O’Neill no siempre ha estado tan dispuesto a compartir con los demás su pasión por los milagros. “Hubo un tiempo que lo mantuve en silencio, porque el interés por los milagros a menudo despierta las mismas reacciones que el ir a la caza de ovnis o del bigfoot “, confiesa. Pero en última instancia, para él es una cuestión de evangelización.
“Los milagros pueden ayudar mucho a apuntalar la fe de las personas”, afirma. “No deberían ser el centro de nuestra fe. Hay personas —todos las conocemos— que se aferran a estas cosas. Soy el ‘cazamilagros’, así que suena extraño que lo diga yo, pero si los milagros suponen el total de tu fe, tienes un problema. Sin embargo, es un fantástico punto de entrada y un elemento emocionante para que muchas personas hagan de su fe algo activo y que vuelvan su rostro hacia Cristo; es lo que pasa cuando ven estos grandes momentos con los que Dios bendice el mundo. Para las personas que han perdido su fe, los milagros son una fantástica forma de recuperar el camino, y para los jóvenes que adoran a los personajes y las historias sobrenaturales de sus películas y videojuegos… bueno, de esto tenemos en abundancia en la fe católica, así que es una buena forma también de interesarlos en la fe”.
O’Neill añade que el mayor malentendido en relación a las apariciones y, más en general, a los milagros, es la presunción de que la Iglesia católica aprueba y da promoción a estas cosas para “atraer a la gente de vuelta a las iglesias o vender rosarios en el santuario local”. Pero en realidad, la Iglesia no tiene ningún interés en estas cosas.
“Es decir, claro que quiere evangelizar y tener todos los creyentes que sea posible, pero cuando la Iglesia investiga una aparición o un milagro, quiere cerrar el caso para que la gente vuelva a una práctica más ‘normal’ de la fe, centrada en Cristo y en sus palabras y obras según el Evangelio, dado a través de la Iglesia”, explica O’Neill.
“Así que cuando la gente busca alocadamente estas aseveraciones, cuando hacen cola para ver estatuas sangrantes, por supuesto que pueden servir como maravillosos recordatorios del amor de Dios por nosotros, pero también pueden ser distracciones. Cuando la Iglesia investiga algo, en realidad es para demostrar que no hay nada sobrenatural. Así que cuando hay un hecho que es declarado digno de fe, cuando se determina como sobrenatural, entonces es motivo de celebración porque lo que la Iglesia intentaba todo el tiempo era rebatirlo”.
O’Neill asegura que la forma en que la Iglesia trata los milagros es “absolutamente perfecta e indiscutible”. Señala que cuando la Iglesia declara fidedigno un hecho milagroso, los fieles no tienen por qué creer en ello. “Si nos ayuda en nuestra fe y tiene la aprobación de la Iglesia, entonces podemos incorporarlo a nuestra vida de fe. Pero si es algo que nos parece extraño o innecesario o que distrae, entonces no tenemos por qué prestarle ninguna atención”.
O’Neill ha explorado e investigado muchos tipos de milagros y los analiza en su libro, Exploring the Miraculous [Explorando lo milagroso], pero personalmente, los milagros eucarísticos son los que le parecen más fascinantes, debido a que la ciencia puede validarlos.
“En algunos casos peculiares, se ha demostrado que una hostia consagrada contiene verdadera carne y verdadera sangre; por ejemplo, hubo un caso reciente en Polonia en el que se descubrió músculo estriado cardiaco en una hostia. A menudo, la Iglesia elige a científicos ateos para que examinen estos casos y dicen: ‘Sí, tenemos pan, pero aquí también hay carne de verdad y sangre de verdad’. Así que estos son mis tipos de casos favoritos, en los que la ciencia de hecho puede intervenir y demostrar que está sucediendo un milagro de verdad”.
Este ‘cazamilagros’ recibe correos electrónicos de todo el mundo que, a veces, desafían su punto de vista cristocéntrico de los milagros. “Tengo que admitir que hay reivindicaciones que llegan de otras culturas y otras religiones, pero mi objetivo principal es mostrar cómo los milagros pueden ayudar a los cristianos a fortalecer su fe”, manifiesta.
Aunque reside en el área de Chicago y trabaja sobre todo en Estados Unidos, O’Neill viaja por todo el mundo cuando puede para investigar reivindicaciones. (Recientemente ha estado en Filipinas examinando los detalles de una controvertida aparición mariana). “Ahora tenemos muchas más historias de estatuas llorando, más de las que puedo recordar, y estoy encantado de ir a comprobar los casos cuando surgen, pero casi siempre es una fraude o hay una explicación natural. Es muy raro que alguno de estos casos sea realmente milagroso. Y a menudo, si espero un poco antes de salir escopetado a investigar, la Iglesia ya habrá llegado al fondo de la cuestión”.
Las apariciones marianas son una especialidad de O’Neill y cuando le preguntan sobre por qué cree que es precisamente la Virgen María la que suele aparecer, en vez de otros santos o el mismo Jesús, O’Neill responde que cree que la razón es que María, como madre, tiene un papel especial en la historia de la salvación. “Ella está ahí para ayudarnos en nuestros momentos de necesidad. Cuando caemos, está ahí para levantarnos. En tiempos de guerra, de hambruna, de plagas, María viene a nosotros como una madre”.
O’Neill también especula que si Jesús se estuviera apareciendo —y hay apariciones de Cristo aprobadas (por santa Faustina y santa Margarita María Alacoque, por ejemplo)—, “que se nos aparezca Dios mismo ante nosotros podría ser algo abrumador, mientras que si es Su madre y nuestra madre la que acude, para nosotros es reconfortante y nos resulta más fácil de aceptar”.
Los planes en progreso para O’Neill pasan por escribir un libro nuevo sobre milagros modernos y confía en estrenar pronto “Tours Cazamilagros”, en los que guiará a grupos de interesados por los mayores lugares de milagros aprobados por la Iglesia: el primero será un peregrinaje a Fátima en su inminente centenario el año que viene.