Con un poco de suerte, incluso podrás escuchar la homilía
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Hay ciertas cosas que ponen a prueba la paciencia de una madre… Una de ellas es llevar a los hijos a algún sitio (a cualquier sitio, en realidad). Si de verdad queréis aventuraros en un territorio terrorífico, intentad llevar a los peques a misa. Rogamos se abstengan las almas más sensibles.
Si sois de los míos, seguro que 24 horas antes de la misa ya os estáis preparando psicológicamente.
Todos queremos que nuestros chiquillos y chiquillas vayan a la iglesia y construyan una relación con Cristo, pero no es algo que suceda siempre de forma sencilla y espontánea, y el desánimo no tarda en instalarse en nuestra mirada.
Después de varios domingos reagrupando a mis cuatro hijos para llevarlos ante el Santo Sacramento, he resumido para todos vosotros mis cinco mejores trucos para sobrevivir a esta temible prueba:
Queridos padres, ¡no intentéis ser perfectos! Los bebes lloran y los pequeños intentan escalar por la pila de agua bendita, es lo normal. Jesús os observa y valora vuestros esfuerzos. Así que, ¡respirad profundamente y llevad a los más pequeños a rezar y a crecer con Dios!