Cuando le hice a estas religiosas la “gran pregunta”, su respuesta me maravillóLas monjas son increíbles.
Algún día, cuando se me pase la conmoción de saber que de hecho soy una monja (o, para ser más exactos, una hermana religiosa), empezaré a hablar de las monjas incluyéndome a mí también entre ellas.
Mientras tanto, dadas la vasta comprensión y aguda percepción que las monjas tienen del mundo que nos rodea y de lo que es realmente importante (al menos las monjas que yo conozco), se me ocurrió que podría pedirles que compartieran con todos nosotros su concepto del sentido de la vida.
Les pedí que respondieran con un máximo de tres frases.
Sí, sé que es algo ridículo. (Y la mayoría sobrepasaron el límite). Pero estaba segura de que recibiría unas ocurrencias sorprendentes y que serían de gran utilidad tanto para mis lectores como para mí. Y la verdad es que son unas respuestas fantásticas.
Aquí las tenéis. (De nada, por cierto):
- Sor Lucie de la Trinidad, OCD, Carmelo de Dijon-Flavignerot, Dijon, Francia:
El sentido de la vida es:
Permitirme ser amada y amar:
Permitirme ser amada infinitamente por Dios y amar a Dios
Permitirme ser amada por mis hermanas y amar a todas mis hermanas
Y a través de cada una de ellas, al mundo entero.
(Esta oración está basada en la espiritualidad de Isabel de la Trinidad, próximamente canonizada, y de santa Teresa de Ávila. En la última línea de la oración digo que amo al mundo a través de mis hermanas. Es debido a que soy monja de clausura. Pero si amo a la hermana que tengo a mi lado, en el Señor, puedo extender mi amor hasta todo el mundo).
- Sor Therese Maria Touma,MSCL, Siervas Maronitas del Cristo de la Luz, Dartmouth, Massachusetts:
Una oración para vivir el sentido de la vida:
Ayúdame a servir y buscar aquello que es Bueno, Verdadero y Hermoso, y “hambre y sed” para ti, el Oculto, el Radiante.
Ayúdame a permanecer íntegra amándote y siguiéndote, mi dulce Jesús, a pesar de las “persecuciones” que puedan venir…
Eres mi vida
Eres mi todo
¡Mi hogar eterno está contigo!
Para leer el resto de esta hermosa oración, en su versión original en inglés, visita este enlace.
- Sor Helena Raphael Burns, FSP, Hijas de San Pablo, Toronto, Canadá:
Si de verdad quieres conocer el sentido de la vida (y no sólo inventarlo o renunciar a él), arrodíllate y pregunta a Dios. Hazlo “con ganas”. Eso fue lo que hice yo. Recé la oración de agnóstica cuando era joven: ‘Oh Dios, si existes, por favor respóndeme porque no sé por qué estoy viva’. Dios es fiel. Responderá. Sin duda.
“Me buscaréis y me hallaréis,
porque me buscaréis de todo vuestro corazón”.
– Jeremías 29:13
- Sor Madeleine Miller, OSB, Hermanas Misioneras Benedictinas de Tutzing, Norfolk Priory, Nebraska.
Para mí, el sentido de la vida es ofrecerla en amor. Cuando damos nuestro “sí” a la llamada del Señor en nuestras vidas, entramos profundamente en esa historia de amor que nunca termina y que lo exige todo. Con este “sí” llega una paz más allá de la comprensión.
- Sor Brittany Harrison, FMA, Hermas Salesianas de San Juan Bosco, Halendon, Nueva Jersey:
Las experiencias de mi vida me han llevado a creer en que el sentido de la vida es en realidad un viaje para llegar a aceptar que somos amados, totalmente y por completo, por Dios, no por lo que hacemos, sino por quienes somos. Muchos de nosotros damos vueltas, totalmente inconscientes de que el Creador del universo nos ama con pasión. Aunque Él nos manda constantemente invitaciones para iniciar una relación, tendemos a ignorarlas. A medida que empezamos a creer en que somos amados, a cambio nos convertimos en personas más amorosas. A medida que amamos a los demás, descubrimos que el amor de Dios no existe en algún tipo de burbuja separada, sino en las pequeñas cosas del día a día, la oportunidad de tomar decisiones por amor.
- Hermana Carol Mary Nolan,O.Carm., Hermanas Carmelitas para los Ancianos y Débiles, Germantown, Nueva York:
¿Cuál es el sentido de la vida? El lema de las Hermanas Carmelitas para los Ancianos y los Débiles lo resume a la perfección: “¡La diferencia es el Amor!”. La venerable Mary Angeline Teresa, nuestra Fundadora, afirmó: “Sed más bondadosas que la bondad misma”. Difundir el amor y la bondad de Cristo entre nuestros habitantes más ancianos es lo que da sentido a nuestras vidas como Hermanas Carmelitas.
- Sor Lea Hill, FSP(también conocida como la “Mística Gruñona”), Hermanas de San Pablo, San Luis, Misuri:
El sentido de la vida es, simplemente, que estamos vivos. Y nunca dejaremos de estar vivos. Así que debemos hacerlo todo con entusiasmo, con intención, con propósito, con gracia, con alegría, para unirnos al Señor de la Vida, que no sólo nos dio vida, sino que renovó nuestra vida con su Resurrección. El Espíritu de Dios es nuestra auténtica vida.
- Sor Jeana Visel, OSB, Hermanas de San Benito, Ferdinand, Indiana:
El objetivo de la vida es participar en la vida de Dios. Dios se hizo humano para que nosotros pudiéramos hacernos divinos, dicen nuestros escritores patrísticos de la tradición. Sin embargo, de igual forma que Dios no perdió su divinidad al hacerse carne en Jesús, nosotros tampoco perdemos la humanidad al divinizarnos. La santidad no es una idea espiritual fuera de nuestra vida real y concreta, sino que la vivimos y vemos en las cosas cotidianas del vivir.
- Sor Virginia Herbers, ASCJ, Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, Hamden, Connecticut:
La búsqueda del sentido de la vida es, en sí, la forma de descubrirlo. Observar—escuchar—ver—percibir todo lo que Dios nos ofrece todos y cada uno de los días nos abre para poder recibirlo con más frecuencia y de una manera más completa. Cuando reconocemos que todo es un regalo… el sentido de la vida deja de ser una pregunta y se convierte en una celebración.
- Sor Carly Paula Arcella, FSP, Hijas de San Pablo, Toronto, Canadá:
Permanece en Su amor. Devuelve este amor con amor en el amor.
¿Está más claro ahora el sentido de la vida?
¿Os han inspirado o ayudado de verdad algunas de las respuestas?
Por favor, compartid vuestras impresiones en los comentarios. Y si también sois capaces de resumir el sentido de la vida en un máximo de tres frases, ¡adelante!
