Nuestros teléfonos móviles nos podrían estar conduciendo a un mundo de constante distracción
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La diferencia entre distracción y esparcimiento es una que ya difícilmente se puede señalar con precisión.
Si bien algunas corrientes de pensamiento –incluso desde el siglo XVIII- han entendido que la atención y la distracción son coextensas –es decir, que el exceso de atención y concentración eventualmente conduce a la distracción, y que en medio de las distracciones puede uno bien terminar concentrado en una única cosa (así sea en un pájaro que trina en una rama, por ejemplo)-, no es menos cierto que ciertas tendencias de nuestra vida contemporánea tienden cada vez menos a la concentración y más a la dispersión de nuestra atención y nuestros esfuerzos.
La propensión contemporánea al “multitasking”, por ejemplo, es quizá la más evidente, al menos en los ambientes laborales: infinidad de pestañas abiertas en un navegador mientras se intenta trabajar al mismo tiempo en 4 programas distintos, y se atienden llamadas y mensajes instantáneos en cualquier cantidad de aplicaciones distintas.
Pero la prácticamente omnipresente internet no es sólo un asunto laboral. Por el contrario, es una fuente constante de entretenimiento y, por ello, de lo que solemos llamar “distracción”.
Larry Rosen, un psicólogo e investigador de la Universidad de California, ha estudiado el impacto de la tecnología en nuestras vidas. En su reciente libro, La mente distraída: antiguos cerebros en un mundo high-tech, escrito junto al neurocientífico Adam Gazzaley, revisa cómo muy posiblemente la tecnología comunicacional nos esté, simplemente, entristeciendo al distraernos de elementos esenciales de la comunicación humana (que no se reduce a compartir palabras y fotos): tonos de voz, miradas, lenguaje corporal y otra miríada de variables que forman parte de una conversación.
“En general, la tecnología es maravillosa”, explica Rosen, “pero la manera en la que la usamos no lo es. Parte de lo que tenemos que entender es que somos más productivos cuando dedicamos sólo una estipulada cantidad de tiempo a una cosa” en lugar de, por ejemplo, pasar horas revisando aplicaciones y sites.
“La experiencia humana se enriquece en la medida en la que aprendemos a disfrutar de lo que tenemos delante sin tener que mediarlo con la tecnología”.
Para leer el texto completo (en inglés), como ha sido publicado por Marketwatch, puede hacer clic aquí.