El regalo de los Agustinos Recoletos recuerda la ‘carne viva’ de los pobres y los necesitados de nuestro tiempo
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Los Agustinos Recoletos regalaron al papa Francisco un cuadro en tela que recuerda las llagas abiertas del drama de miles de emigrantes, especialmente niños, que han muerto intentando salvar sus vidas, huyendo de la guerra, del hambre y de la persecución.
El significativo obsequio fue entregado al Pontífice por el Prior General Fr. Miguel Miró este jueves 20 de octubre de 2016, en la Sala Clementina del Vaticano.
Se trata de una imagen símbolo de la Pasión (calvario) de los niños migrantes y que retrae al Papa mientras tiene en sus brazos a Aylan Kurdi, el niño kurdo de tres años pintado con las ‘estigmas‘ en sus pies y manos, quien apareció ahogado en una playa de Turquía a inicios de septiembre de 2015.
Un drama actual debido a que se calcula que en 2015 llegaron a Europa 270.000 niños emigrantes, de ellos 26.000 menores sin acompañamiento, según Save The Children.
El cuadro regalado al Papa evoca el recuerdo incomodo para la memoria colectiva europea de las fotos en que aparece el cadáver del pequeño Aylan boca abajo en la costa turca y que se volvieron virales en Internet en plena crisis de los refugiados y la indecisión de la Unión Europea de crear corredores humanitarios.
El Papa asimismo reflexionó en su discurso dirigido a los participantes en el 55 Capítulo General de los Agustinos Recoletos sobre la misión de la Iglesia en tiempos de conflictos y exclusiones.
“Estamos llamados a crear, con nuestra presencia en medio del mundo, una sociedad capaz de reconocer la dignidad de cada persona y de compartir el don que cada uno es para el otro”, dijo el Papa.
“Nos sabemos pequeños e indignos; pero en Dios está nuestra seguridad y alegría; él jamás defrauda y él es quien por caminos misteriosos nos conduce con amor de Padre”, añadió.
A los religiosos ocupados en revisar su misión en el capitulo general de la Orden, les invitó a revisar su recorrido histórico “de la mano del Señor”, porque “él es quien nos da la clave para interpretarlo; no se trata de hacer historia sin más, sino descubrir la presencia del Señor en cada acontecimiento, en cada paso de la vida”.
“La memoria agradecida de su amor en nuestro pasado nos impulsa a vivir el presente con pasión y de manera cada vez más valiente”, insistió.
El Pontífice subrayó que Dios “nos pide que seamos sus creadores de comunión”.
El Papa en su discurso hizo referencia a San Agustín, obispo de Hipona (África) y doctor de la Iglesia que confiere al curso histórico un sentido y una meta.
Respecto al drama de los niños emigrantes, especialmente los que están solos, el Pontífice dedicó a ellos el próximo mensaje de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2017.
Precisamente, ayer en la audiencia general en Plaza de San Pedro, el Pontífice pidió a los fieles de no pasar por alto delante de la ‘carne viva’ de los pobres y los necesitados de nuestro tiempo.
Tratemos de estar siempre unidos a Jesús, sobre todo siguiéndolo por el camino de la cruz.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) October 20, 2016
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