Una señal muy positiva, aunque corre el peligro de ser solamente electoral
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El día de ayer se produjo un cambio importante –no tan brusco como para calificarlo de histórico—en la postura de Estados Unidos frente al tema Cuba y el bloqueo económico que mantiene sobre la isla caribeña desde principios de la década de los sesenta del siglo pasado.
Tanto el país del norte como su aliado Israel, tras 25 años de votar por NO en la resolución “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, el día de ayer miércoles, en la sede de Naciones Unidas, simplemente se abstuvo.
Desde 1991 se vota en la ONU esta resolución y Estados Unidos, junto con Israel, había dicho NO. La abstención de ayer se ha tomado como un guiño de la administración de Barack Obama a favor de la candidata Demócrata Hillary Clinton y en contra de la plataforma de su rival hacia la Casa Blanca, Donald Trump.
Obama –por mediación del papa Francisco— ha intentado normalizar las relaciones entre su país y la Cuba encabezada por Raúl Castro, pero hasta ahora el bloqueo ha sido la punta de lanza de La Habana para no profundizar en las negociaciones, lo mismo que la exigencia de respeto a los derechos humanos en la isla por parte de Washington.
Política fracasada
Desde luego, se trata de una señal muy positiva, aunque corre el peligro de ser solamente electoral, puesto que es el Congreso de Estados Unidos (hasta el día de hoy dominado por los Republicanos) quien tiene la última palabra al respecto.
La votación arrojó un panorama ligeramente diferente al de los últimos años: 191 países por el SÍ (que se levante el embargo), ninguno que NO y dos abstenciones. En el camino del deshielo de las relaciones entre los dos países, algunas cosas han pasado: la apertura de sus respectivas embajadas (54 años después del cierre), vuelos comerciales de avión y un tenue intercambio turístico, entre las principales.
La encargada de anunciar esta decisión del gobierno de Barack Obama fue su embajadora ante la ONU, Samantha Power, quien confirmó poco antes del debate en la sede de Naciones Unidas en Nueva York la decisión estadounidense de abstenerse.
En su cuenta de Twitter (@rhodes44) Ben Rhodes, asesor de Obama y uno de los que más han empujado la normalización de relaciones, dijo: “No hay motivo para votar para defender una política fracasada a la que nos oponemos”.
La embajadora Power rechazó que la abstención de Estados Unidos sea una condonación de las políticas y prácticas del gobierno cubano. “Nos preocupan profundamente las graves violaciones de derechos humanos que el gobierno cubano continúa cometiendo con impunidad contra su propio pueblo”, aseguró la representante del gobierno de Obama ante la ONU.
Por su parte, para la cancillería cubana esta ha sido –desde ya- una “victoria extraordinaria e histórica”. El año pasado estuvo a punto de suceder, pero finalmente el gobierno de Obama reculó y votó el NO.