San Patricio nació en Britannia, el área de la isla de la Gran Bretaña controlada por los romanos –de la Muralla de Adriano hacia el sur- a finales del siglo IV, en el año 385 aproximadamente, con el nombre de Maewyn Succat.
A los dieciséis años fue secuestrado por saqueadores irlandeses que, además, arrasaron con su casa materna. Llegado el sexto año, Maewyn logró escapar y huyó hasta llegar de vuelta a la Britannia. Allí comenzó su carrera eclesiástica y, al ordenarse como sacerdote, asumió el nombre de “Patricio”, por ser una figura paterna para su feligresía. Desde allí volvería entonces a Irlanda, ahora como misionero.
La comunidad irlandesa de Nueva York fue, curiosamente, la primera en celebrar un desfile en honor al santo británico. La tradición del desfile del día de San Patricio nació en 1762, cuando un grupo de soldados irlandeses decidió marchar por las calles de la ciudad para honrar a su patrono.
Pero si hoy día el desfile atraviesa la quinta avenida de Nueva York, entre la catedral de San Patricio y el Rockefeller Center, en el siglo XVIII el desfile tenía lugar mucho más al sur de la ciudad, en lo que hoy se conoce como NoLiTa, “Northern Little Italy”, el “norte de la pequeña Italia”, donde se encuentra, hasta el sol de hoy, la antigua iglesia de San Patricio, conocida por los locales como “Old St. Pat’s”, la catedral original de la arquidiócesis de Nueva York.
Construida alrededor de hace 200 años, se encuentra en el corazón de la vieja Nueva York como una referencia para los fieles católicos, pero también como un símbolo de la necesidad de promover la libertad de culto en las sociedades civiles en tiempos de conflicto.
A pesar de su importancia histórica, los turistas generalmente pasan de largo ante ella (y en cambio atiborran la más grande, “nueva” catedral de San Patricio) y los locales no necesariamente conocen la historia de este templo, hoy en día rodeado de tiendas de alta gama y cafés.
Si en su día la “Old St. Pat”, como se conoce comúnmente en inglés, fue el centro de una comunidad irlandesa extremadamente empobrecida, en los últimos años este templo ha servido a una grey cada vez más multiétnica, dando la bienvenida a católicos de prácticamente todos los orígenes nacionales y étnicos.
Estando en el cruce de Chinatown, Little Italy y SoHo, y a pocas cuadras de NYU y el Greenwhich Village, es absolutamente natural que los fieles que en ella se congregan sean una muestra de la diversidad de la ciudad.
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