No, no tenían biblias, y tampoco se escondían en las catacumbas
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Mucho ha contribuido la cultura pop de las últimas ocho décadas –literatura, cine y televisión- a la construcción de la imagen que hoy albergamos de los primeros cristianos, sea a partir de la reconstrucción de hechos pretendidamente históricos o no. Desde luego, otras fuentes posteriores al libro de los Hechos de los Apóstoles –y buena parte de la tradición oral- también han puesto su grano de arena en la edificación de lo que muchos consideran hoy fueron las comunidades cristianas primitivas.
En un artículo recientemente publicado por The Daily Beast, la profesora de Literatura Neotestamentaria y Cristianismo Primitivo de la Universidad de Notre Dame Candida Moss explica una serie de hechos a propósito de estas primeras comunidades.
1. No, los primeros cristianos no tenían biblias “cristianas”: Al principio, las únicas escrituras con las que contaban las comunidades cristianas eran la Biblia Hebrea. De hecho, escribir los textos incluidos en el Nuevo Testamento tomó casi un siglo, desde la muerte de Jesús. Y el proceso de entender y agrupar esos libros para identificarlos como canónicos tardó más: si bien muchos de los libros del Nuevo Testamento ganaron autoridad durante el siglo II, no fue sino hasta el año 367 cuando una lista de libros que corresponde a la colección que conocemos hoy como “Nuevo Testamento” logró completarse. Antes de eso, la gente simplemente tenía diferentes cánones. Algunos de ellos (como el del hereje Marción, del siglo II) eran mucho más pequeños, mientras que otros (como los utilizados por la Iglesia Etíope) eran más grandes.
2. No, no eran “cristianos”: Como explica la profesora Moss, “Jesús y sus discípulos eran judíos. Sus escrituras eran judías, sus rituales religiosos eran judíos, y su concepción del Mesías era judía”. Si bien es cierto que en el Evangelio de Juan se consiguen algunas afirmaciones bastante radicales a propósito del pueblo judío, y que Pablo no hizo que los gentiles conversos adoptaran las costumbres y ritos judaizantes de las comunidades judías (ni siquiera la circuncisión), también lo es que ni Pablo ni ninguno de los evangelistas usan el término “cristiano” para describirse a sí mismos ni para dirigirse a las comunidades de creyentes.
El libro de los Hechos de los Apóstoles afirma que el nombre “cristiano” fue utilizado por primera vez en Antioquía, en el año 60 después de Cristo. Pero los especialistas están cada vez más de acuerdo en que el libro de los Hechos de los Apóstoles probablemente fue escrito alrededor del año 115, y ninguno de los evangelios o de las epístolas escritas entre el año 60 y 80 usan la palabra “cristiano”. Lo que esto significa es que para el mundo del primer siglo, los seguidores de Jesús eran conocidos como judíos.
3. No, no se “escondieron” en las catacumbas: Suponer que los primeros cristianos se escondieron en las catacumbas para escapar de la persecución es un error demasiado extendido. Es cierto que los cristianos se reunían ocasionalmente en las catacumbas para rendir memoria a sus familiares y amigos fallecidos, celebrando comidas especiales que, según la profesora Moss, eran adaptaciones de algunos rituales funerarios paganos romanos, y que también allí celebraban la Eucaristía en pequeños grupos, y que además era el lugar en el que se reunían para contar historias que recordasen a los fieles difuntos (eventos de la historia de la vida de algún mártir célebre, por ejemplo). Pero no se escondieron en las catacumbas. De hecho, si hubieran intentado esconderse allí, habrían sido fácilmente descubiertos. La leyenda acerca de los cristianos “escondiéndose” en las catacumbas es, en realidad, un invento de los guías turísticos, que entendieron que contando este tipo de historias convertirían las catacumbas en una atracción turística más atractiva.