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Cómo la magia del teatro fortalece a esta familia de actores itinerantes

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Esther Núñez Balbín - publicado el 13/12/16
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“Nosotros disfrutamos de los niños y no queremos apartarlos con nuestro trabajo”

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Extiende su gorra y visita las plazas desde los 12 años. “No tengo temor a las calles. Llevar alegría es mi pasión”. El amor por el teatro se ha extendido a su familia. A las 4 de la tarde la gente rodea la plaza. “Nos conectamos todos en un sinfín de risas”, comparte la actriz Shaskia Bernaola, minutos antes de su presentación.

Lelé a la cabeza (su esposo), Amil (5 años) y la risueña Uma O (8 años) comparten gran parte del día siendo ellos mismos. No advierten quiénes están a su alrededor. Empapados de espontaneidad, utilizan tan solo la sinceridad para arrancar sonrisas.

“Poder hacer reír, es como fabricar oro. ¡Es un tesoro!”, sonríe Lelé a un informe televisivo. “Éste es nuestro tesoro”, culminan la frase con un beso. La familia de esta actriz peruana ha decidido iniciar la aventura de ponerle ruedas al amor y llevar el teatro callejero por Sudamérica.

Amor en familia sobre ruedas

¿Quién dijo que no se puede vivir del amor? Para esta familia ha resultado toda una experiencia aprender en el día a día del otro. “Llevaremos el show de Lelé (Leandro Mikati) por tierras argentinas y chilenas, mis hijos y yo estamos preparados. Nos toca ahora asistirlo en esta aventura”. Ya tienen listos los guiones. Y el bus que los transportará.

La caravana la eligieron hace mucho. Siempre estuvo acompañándolos al frente de su casa. Hasta que un día ambos se preguntaron: ¿y si llevamos teatro itinerante? Este es ahora el reto que se han propuesto. Los esposos Mikati llevan juntos 16 años, desde que ambos se iniciaron en el mundo de las tablas.

“No necesitamos una casa rodante, basta tan sólo con un confortable colchón y una refrigeradora”, comenta Shaskia, quien ha participado también en la televisión peruana llevando buen humor a las pantallas.

El singular microbús luce convertido en una agradable casa en su interior. Incluso cuenta con un sofisticado sistema de barrotes (pasamanos) para las piruetas y los malabares.

Niños trabajando junto a sus padres

Pasarán tres meses las 24 horas juntos diseñando sus presentaciones. Además de ser un espacio para el juego, cada kilómetro del bus es el escenario donde sus padres les demuestran a los niños que el trabajo puede ser placentero cuando se realiza con amor.

“¡Mamá, quiero agua!”, suele gritar Amil, sin percatarse si están en plena presentación o al cierre de alguna función. “Ellos son niños, nosotros disfrutamos de ellos y no queremos apartarlos con nuestro trabajo”, señala la actriz.

Cada uno diseña sus sueños a su medida, el suyo es vivir en familia y disfrutar juntos. “Mi esposo y yo no permitimos que nos corten las alas cuando nos dicen que no se puede”, expresa esta madre. Los pequeños ya han viajado antes y parece que esperan con ansias embarcarse en esta aventura.

Cuando pasan tiempo en casa, lejos de las presentaciones, Shaskia y Leandro comparten los quehaceres del hogar también con sus hijos, es la política de esta familia. “Allí está la clave para conocernos cada vez más e ir descubriendo nuestras habilidades en el día a día”, para luego llevarlo a la escena.

Los jóvenes actores preparan un show de humor sólo para parejas. Ellos han comprendido que llevarse bien también implica llevarse mal.  Según los esposos, la relación conyugal solo empieza a fluir cuando se reconoce que uno no puede cambiar al otro. Sorteando dificultades como manejar bajo la lluvia o algún desperfecto mecánico el bus “Pepe Bondy” será el mejor lugar para crear en familia.

 

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