Miles de trabajos quedan obsoletos al perder sentido en el nuevo contexto laboral
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La llegada de las nuevas tecnologías al sector de los seguros está causando un gran impacto.
Alrededor de 83.000 agentes de seguros están viendo peligrar sus puestos de trabajo por la apuesta de la mayoría de compañías por este tipo de innovaciones.
Lourdes Rodríguez, consejera delegada de la consultora Coolhunting, asegura que estos cambios no tendrían por qué verse reflejados en una reducción de puestos de trabajo. Esto sería posible gracias al reciclaje de los actuales puestos de trabajo de los agentes en otros nuevos perfiles profesionales que el nuevo contexto tecnológico demandaría. ¿Realmente la sociedad se está preparando para el impacto de la futura revolución tecnológica?
En los últimos años se está viviendo una revolución, liderada por internet, que no sólo está cambiando el sector industrial sino también al resto de la sociedad. Ante la aparición inmisericorde de las nuevas tecnologías, miles de trabajos quedan obsoletos al perder sentido en el nuevo contexto laboral. Al mismo tiempo, han surgido nuevas propuestas de cara a la nueva realidad que se avecina.
En el sector industrial, por ejemplo, se baraja la idea de que sean los robots los que coticen para, de este modo, paliar la pérdida de capital humano que generaría esta nueva realidad en la que los trabajadores perderían progresivamente protagonismo en las empresas.
Un futuro muy presente
La aparición de fenómenos que desestabilizan el sistema suelen necesitar nuevas normativas que los regule. Sin embargo, estas normas suelen llegar tarde. Es el caso del sector de los seguros, que todavía no cuenta con un contexto legal que respalde los cambios que están por llegar. Es de prever, pues, que los 83.000 agentes que copan el sector de los seguros tendrán problemas para encontrar un nuevo trabajo durante los próximos años.
La automatización y la digitalización provocan que las grandes compañías prefieran apostar por la venta directa o la creación de filiales especializadas en la venta en línea en detrimento de la reducción de los agentes de seguros. A finales del año 2015 había en España 83.600 mediadores, de los cuales 71.400 eran personas físicas y 12.200 sociedades. La caída de este perfil profesional ya ha comenzado: el año pasado 4.000 agentes han perdido sus puestos de empleo.
La creación de comparadores de seguros, como el español Rastreator en 2009, ya anunciaban tiempos de cambio en el mundo de los seguros. Estas plataformas ofrecen al usuario un mayor acercamiento y transparencia a los productos de las aseguradoras. Estos nuevos métodos online convierten al cliente en un comprador activo. Este proceso no sólo ha afectado al sector de los seguros. El consumidor ya no prefiere acudir a un lugar físico para ser asesorado y realizar la transacción in situ, sino que opta por el uso de internet para informarse y acabar, incluso, comprando el producto a través de la red.
Sin embargo, todos estos cambios generan controversia sobre la aplicación de las nuevas tecnologías en el ámbito laboral. Miles de puestos de trabajo se ven amenazados y muchas veces el estado reacciona con lentitud a la hora de adaptarse a las circunstancias del momento. Según un informe presentado en el Foro de Davos, se destruirán más de 7 millones de empleos hasta el 2020 en las 17 economías más grandes del mundo.
Existe una visión liberal sobre la robotización de la sociedad en la que se habla de que la automatización beneficia a los trabajadores. Según esta teoría, las máquinas estarían quitando empleo a los actuales trabajadores para luego generar nuevos puestos de trabajo. Otros, en cambio, reconocen que, aunque la afirmación anterior sea cierta en algunos casos, la tendencia actual, sin embargo, es la de reemplazar al humano para reducir costes. De esta manera, el objetivo de la mayoría de empresas de reducir gastos produciría una progresiva disminución de los sueldos de los trabajadores.
En este sentido, las empresas, sindicatos y políticos deberían incentivar una mejor y más rápida regulación tanto para el empresario como para el trabajador. Sin una supervisión y una transición suave hacia un modelo cibernético, miles de trabajadores verían peligrar sus puestos de trabajo y no podrían adaptarse a los nuevos perfiles del ámbito laboral.
Artículo originalmente publicado por Forum Libertas