Desarrollos biotecnológicos que ya están tocando la puerta en nuestro entorno
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La novela Un Mundo Feliz (en inglés, A Brave New World) escrita en 1932 por Aldous Huxley es, junto con 1984 de George Orwell (publicada en 1949) y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, una de las tramas futuristas más estremecedoras, y una de las narraciones más certeras de lo que está sucediendo el día de hoy en la medicina, la biotecnología y la política de nuestro mundo.
La novela de Huxley es el anticipo de la tecnología reproductiva que hoy mismo estamos enfrentando como un desafío a las más elementales normas de la bioética. En la ficción de Huxley, la combinación de cultivos humanos e hipnopedia generan –junto con la supuesta erradicación de la guerra y la pobreza– un “mundo feliz”. Pero la felicidad es la eliminación completa de la familia, de la diversidad cultural, el arte, el avance de la ciencia, la literatura, la religión y la filosofía.
Desafíos reales
En la revista First Things correspondiente al mes de enero de 2017, Wesley J. Smith quien trabaja en el Discovery Institute’s Center on Human Exceptionalism y es consultor del Patients Rights Council, ha publicado lo que él considera los desafíos en bioética para el 2017 en Estados Unidos.
Estos desafíos descritos por Smith tocan el suicidio asistido, el (así llamado) cuidado inútil de los enfermos, la objeción de conciencia de los médicos y el personal de enfermería, la investigación con animales y lo que él reconoce como el aterrizaje a Un Mundo Feliz, tras el perfeccionamiento y desarrollo de la reproducción artificial de seres humanos.
¿De dónde surge el tema?
El artículo de Smith –publicado First Things, una de las revistas más influyentes en la vida religiosa y política de Estados Unidos, fundada en 1990 por Richard John Neuhaus y sus colegas para confrontar la ideología del secularismo, que insiste en que las discusiones de políticas públicas deben estar “desnudas” de cualquier tipo de fe religiosa—aborda algunos de los puntos que se dejaron en el tintero durante el pasado debate electoral en la Unión Americana.
“Fuera del llamado de Donald Trump a desactivar el sistema de salud echado a andar por el presidente Obama y la promesa de Hillary Clinton de revocar la Enmienda Hyde, afirma Smith, los temas de la bioética no fueron muy discutidos durante el proceso electoral de 2016. Pero eso no significa que esos temas no sean importantes en el año que comienza”.
Y el menos discutido, pero el más importante es, justamente, el que hace alusión a la novela de Huxley.
El futuro nos alcanzó
Según Smith, el tema “Brave New World” encierra a un considerable número de desarrollos biotecnológicos que se habían planteado como ciencia ficción en un futuro hipotético, pero que ya están tocando la puerta en nuestro entorno.
Estos desarrollos tienen una influencia potencial en la cultura, la medicina y en nuestro concepto de la familia humana.
“Aunque se ha notado poco en los medios de comunicación, los científicos han logrado con éxito la clonación humana, la fabricación de cuatro embriones humanos a través del mismo proceso que creó a la oveja Dolly. Los investigadores están a punto de crear espermatozoides y huevos de las células de la piel. En pruebas con roedores, estos gametos fueron fertilizados con éxito y los cachorros nacieron”, apunta en su artículo Smith.
El camino de la ingeniería genética
En el Reino Unido se ha abierto ya la puerta para la creación de embriones de “tres padres”, ahora solamente “destinados”, dicen, a prevenir la transmisión de enfermedades mitocondriales, pero con el potencial de crear nuevas formas de familias.
En Estados Unidos, la Food and Drug Administration (FDA) también ha comenzado a considerar la cuestión.
“Los biocientíficos –agrega Smith– están comenzando a pedir permiso para experimentar con embriones de veintiocho días, el doble de la actual restricción general de catorce días para mantener los embriones para los experimentos. Una forma de edición de genes llamada CRISPR facilita la ingeniería genética de cualquier organismo, incluidos los seres humanos”, apunta el experto estadounidense.
Deliberaciones democráticas
Dado el desarrollo biotecnológico cada vez mayor y las consecuencias potenciales de estos nuevos panoramas en la vida de la sociedad y en la familia humana, “la adecuada regulación de estas áreas debe ser objeto de intensas deliberaciones democráticas”.
Pero, parece, que es más importante discutir sobre el cultivo del maíz transgénico, aunque eso, según Smith, podría cambiar.
“El nacimiento de un ser humano clonado o el intento de criar a un bebé genéticamente modificado; el desarrollo de un útero artificial (actualmente en pruebas con animales) o algún otro avance repentino, cualquiera de éstos desarrollos, podría despertar al gigante dormido” y provocar un debate político muy duro.
También, peligrosamente tardío.