Demostró mediante documentos y testimonios la dignidad y compasión en los campos de concentración
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El filósofo búlgaro-francés, sociólogo y crítico literario que escribió extensamente sobre la vida moral frente al totalitarismo falleció hoy en un hospital de París.
La suya fue una de las muchas voces del siglo XX que nunca dejaría de abogar por la capacidad humana para la vida moral, incluso en situaciones más extremas. Es decir, la situación de los campos nazis de concentración y los Gulags soviéticos.
En su famoso libro “Hacia el extremo: la vida moral en los campos de concentración”, el autor reconstruye, basado en documentos y testimonios, el rico repertorio de actos no heroico pero comunes de dignidad, compasión y cuidado que hicieron posible la supervivencia en el campo de concentración y el Gulags.
El trabajo de Todorov sobre esas cuestiones fue una apología elocuente y realista de las virtudes cotidianas y comunes como base viable y accesible para la moralidad contemporánea.
A diferencia de algunos de sus contemporáneos, que afirmaban que para sobrevivir en estos casos todas las clases de vida moral tuvieron que ser abandonadas, Todorov reunió una cantidad impresionante de testimonios que señalan en una dirección totalmente opuesta: los que sobrevivieron siempre dependieron de la ayuda de otros, lo que hace la solidaridad básica, clave virtud social.
Nacido en Sofía, Bulgaria, en 1939, Todorov falleció anoche en un hospital de París, informó su editor Joan Tarrida.