No importa cómo está tu vida, todos necesitamos respirar profundamente e intentar acordarnos de que hay cosas en la vida que no podemos controlar. Es mejor concentrarse en lo que sí podemos controlar: como la paz interior.
Al trabajar las características de nuestros propios corazones y mentes, seremos más capaces de ayudarnos a nosotros mismos, a nuestra familia y a nuestros amigos.
Muchas personas creen que la oración es una manera eficaz de hacerlo. La oración y la meditación pueden ser buenas para tu salud, especialmente cuando se trata de reducir la presión arterial.
Estar físicamente bien puede proporcionarte algo de paz en un momento difícil. Así que, concéntrate y reza.
Aquí van cinco oraciones que pueden reducir tu estrés y que esperamos que te traigan un poco de esa paz que estás buscando.
Oración de la Paz de San Francisco
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh Maestro, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.
Porque dando se recibe,
olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
y muriendo se resucita a la vida eterna.
Oración para superar las dificuldades de la vida
Oh Señor, te invocamos en este tiempo de sufrimiento,
danos la fuerza y la voluntad de llevar nuestras pesadas cargas,
hasta que podamos volver a sentir el calor y el amor de
tu compasión divina. Míranos y ten misericordia
de nosotros que luchamos para comprender las dificultades de la vida.
Mantennos siempre contigo, hasta que podamos caminar nuevamente con
corazones de luz y espíritu renovado.
Oración para la paz de la mente
Dios Todopoderoso, te damos gracias por nuestras vidas, por tu gran misericordia y la gracia que recibimos. Te damos gracias por tu fidelidad, aunque nosotros no te hayamos sido fieles. Señor Jesús, te pedimos que nos des toda la paz posible a nuestra mente, cuerpo, alma y espíritu. Queremos que cures y quites todo lo que está causando estrés, dolor y tristeza en nuestras vidas.
Por favor, guía nuestro camino a través de la vida y que nuestros enemigos estén en paz con los demás. Venga tu reinado de paz a nuestra familia, a nuestro lugar de trabajo y a todo lo que esté en nuestras manos.
Que tus ángeles de paz vayan por delante de nosotros cuando salimos y permanezcan a nuestro lado cuando volvamos.
En nombre de Jesús, Amén.
Salmo 31,1-6
Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca me vea defraudado!
Líbrame, por tu justicia;
inclina tu oído hacia mí
y ven pronto a socorrerme.
Sé para mí una roca protectora,
un baluarte donde me encuentre a salvo,
porque tú eres mi Roca y mi baluarte:
por tu Nombre, guíame y condúceme.
Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi refugio.
Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.
Salmo 121
Levanto mis ojos a las montañas:
¿de dónde me vendrá la ayuda?
La ayuda me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Él no dejará que resbale tu pie:
¡tu guardián no duerme!
No, no duerme ni dormita
él guardián de Israel.
El Señor es tu guardián,
es la sombra protectora a tu derecha:
de día, no te dañará el sol,
ni la luna de noche.
El Señor te protegerá de todo mal
y cuidará tu vida.
Él te protegerá en la partida y el regreso,
ahora y para siempre.