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La Virgen de la Carrodilla, garantía del buen vino argentino

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Aleteia Argentina - Esteban Pittaro - publicado el 24/02/17
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¿Sabías que la fiesta de la vendimia en Mendoza (Argentina) empieza con la bendición de los frutos?

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La fiesta de la vendimia, celebrada anualmente en Mendoza, es una de las fiestas tradicionales más populares de la Argentina. Suele tener amplia difusión por la gran cantidad de personalidades que asisten, por sus logrados números artísticos, por la confluencia de las tradiciones culturales, por los vinos únicos que se comparten, por un concurso de belleza, pero comienza siempre con lo más importante: dando gracias a Dios.

El 70% del vino argentino se produce en esta provincia argentina. Se cuenta que la vid conoció este suelo en el siglo XVII, cuando en torno a las primeras capillas se cultivaban parrales para el vino de la Misa. Y si bien la fiesta se termina de consolidar en la década del 30 del siglo XX, en cada plantación había un patrón común: la bendición de la vid y la celebración por cada cosecha.

Las celebraciones comenzarán formalmente el domingo 26 de febrero, con la bendición de los frutos. Este año, con la intención de llevar la fiesta a todos los rincones de la provincia, la celebración se realizará por primera vez en el histórico departamento de Malargüe. Como es costumbre, dirigirá la bendición el arzobispo de Mendoza, pero se contará con la estelar participación de la reina sin la cual no comienza nunca esta fiesta: la Virgen de la Carrodilla.

Llevando consigo al niño Jesús y granos de uva, la emblemática imagen de esta advocación nacida en España reluce cada año revestida de un inmaculado blanco que de noche brilla como la luna llena.

Es cierto que la fiesta es muy conocida por la elección en el concurso de belleza, entre numerosas jóvenes de Mendoza, de la Reina de la Vendimia. Algunos discuten este tipo de certámenes y otros los defienden por la tradición y los valores inculcados en las jóvenes. Pero nadie discute que el trono indiscutido es el de María.

La Virgen de la Carrodilla arribó a Mendoza en 1811 portada por el español Antonio Solanilla, quien llegó hasta la provincia cuyana porque no estaba de acuerdo con los cambios civiles que se estaban dando en Buenos Aires. En la capilla de una finca heredada por su esposa en las afueras de la ciudad, entronizaron esta imagen que portaba los granos de uva, como la imagen original en Huesca, España.

Ya por entonces la producción vitivinícola comenzaba a proyectarse en el marco de una provincia con gran potencial agrícola. Y los productores encontraron en esta imagen de María que traía las semillas de la uva la advocación ideal para pedir por los frutos de su trabajo, y para encontrar consuelo ante las malas cosechas.

Con el tiempo, la Virgen de la Carrodilla fue ganándose el rótulo de Patrona de los Viñedos, título reconocido recién a principios del siglo XX. Pero no contentos con el reconocimiento religioso, los mendocinos a principios del siglo XXI la nombraron Patrona de los Viñedos por ley provincial.

“En cada hoja una esperanza, y la esperanza en racimos, Virgen de la Carrodilla, es todo lo que pedimos”, le cantan los mendocinos en una de las estrofas del bellísimo canto en su honor.

Tras la bendición, la fiesta de la vendimia trasladará sus actividades centrales a la capital mendocina, donde asisten anualmente miles de turistas de todo el país.

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